
Según Leonardo Curzio el caso de Rosario Robles tiene tres vertientes y una de ellas es que tiene aroma de venganza, pues consideró que parece persecución.
“La rivalidad que tuvieron allá por el año 2000 sigue viva después de casi 20 años” sostuvo para Grupo Fórmula.
Consideró que el primer elemento es que la Estafa Maestra llevaba años al descubierto para que se procediera, un segundo elemento es ver si realmente ella es la primera hebra para llegar más alto o si Enrique Peña Nieto estaba enterado, finalmente el aroma a venganza dado que Rosario Robles fue la que armó el complot contra Lopez Obrador con los video escándalos.
La traición de Rosario. (Epigmenio Ibarra)
Todo comenzó en la casa de Carlos Salinas de Gortari cuando este, según cuenta Carlos Ahumada, otro impresentable, abrió una de las vitrinas de su biblioteca y sacó de ella una de las bandas presidenciales que había usado durante su mandato, se la dio a Rosario Robles y le pidió que se la probara.
Se consumaba así el primer acto de una tragicomedia que hoy continúa representándose en una celda de la penitenciaria de Santa Martha Acatitla. Sucumbía, ante el poder y la riqueza, al ceñirse esa banda, una de las más importantes dirigentes de la izquierda mexicana y se comprometía a trabajar contra la causa por la que había luchado, y a cerrarle el paso a su compañero de partido Andrés Manuel López Obrador.
“No hay héroes vivos”, decían en la guerra en El Salvador. Ante la amenaza de muerte, tortura o el ofrecimiento de recompensas, muchas y muchos se quiebran. Solo la muerte confiere la calidad definitiva de héroe a quien por sus actos lo merece.
La traición —hija natural de la miseria humana— siempre es posible mientras se vive y la de Rosario fue —si cabe— una traición aún más abyecta. No fue motivada por el miedo a morir o resultado del tormento; traicionó por pura vanidad, por infame codicia.
Fracasó Robles. Fracasaron quienes, en el PRI y en el PAN, con ella conspiraron. Hoy AMLO despacha en Palacio y ella enfrenta, en prisión preventiva, un proceso penal por el desvío de más de 5 mil millones de pesos del erario. Fracasó con ella el viejo régimen en su esfuerzo estratégico por perpetuarse en el poder.
Robarse la Presidencia en 2006, con la complicidad de Vicente Fox e instalar en ella a Felipe Calderón, comprarla con el apoyo de la televisión en 2012, para sentar en la silla a Enrique Peña Nieto, le dieron a ese régimen 12 años más de vida y una ineluctable condena de muerte que se cumplió en las urnas en julio de 2018.