
Jalisco juega a nivel nacional con un liderazgo muy peculiar. El Gobernador Enrique Alfaro tiene claro que el poder no se comparte, pero aún en un ejercicio de poder unipersonal y vertical, como el que existe en Jalisco, se requieren operadores para avanzar hacía los objetivos trazados.
Una de sus primeras metas fue convertirse en el líder del movimiento anti-AMLO, iniciando esta apuesta incluso antes de tomar posesión, el 22 de noviembre de 2018, cuando, en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres acusó al entonces Presidente Electo de “vulnerar el pacto federal y el orden constitucional” al imponer un presupuesto para Jalisco que no alcanzaría para obras prioritarias. Dicho de otro modo, le molestó que presidencia limitara el dinero público con el que planeaba gobernar y de paso financiar su campaña de posicionamiento nacional. Ante esto Alfaro decidió andeudar a Jalisco por 25 años y contraer, en menos de seis meses, más deuda que la adquirida por su predecesor, el priista Aristóteles Sandoval, en todo su sexenio.
UN NUEVO PLAN
Sin embargo, la jugada de enfrentar al presidente para crecer políticamente no salió bien, entre la popularidad de AMLO y la incapacidad del propio Alfaro para sumar a otros actores y gobernadores a su causa le generó desgaste prematuro que lo obligó a cambiar la ruta que le permitieran hacer con Morena lo que en el proceso electoral de 2018 hizo con el PAN: apoderarse de la dirigencia, someter al partido a sus caprichos y convertirlo en un apéndice de su poder plenipotenciario en el estado.
Y así comenzó la luna de miel con el ex panista y ahora supuesto MORENISTA, Abraham González Uyeda, quien rápidamente se convirtió en su alfil para tomar el control del partido y de esta forma evitar candidatos incómodos, cuestionamientos y en general una oposición verdadera.
Algo se ha logrado de esa operación ya que MORENA, incluso, tuvo que sustituir a Bruno Blancas como coordinador de la bancada morenista en el Congreso de Jalisco, entrando en su lugar Érika Pérez García, debido a un nada disimulado servilismo con Movimiento Ciudadano a quienes no tocó con el pétalo de ningún cuestionamiento serio durante su efímero paso por la coordinación.
Ya llego @lopezobrador_ #AMLO a Tonalá en compañía de Abraham González Uyeda ex panista que se suma el proyecto #MORENA. pic.twitter.com/NOqOkUKtjH
— Adilene Navarro (@AdileneNavarroo) May 22, 2018
SIGUIENTE PASO: DESBANCAR A LOMELÍ
El golpe más fuerte a MORENA Jalisco, hasta el momento, ha sido la separación del cargo del Delegado Federal, Carlos Lomelí Bolaños, amigo cercano de AMLO, que lo siguió cuando éste rompió con Movimiento Ciudadano y fue candidato a gobernador compitiendo en una elección en la que sobró la rispidez.
Alfaro nunca perdonó a Lomelí el atrevimiento de haberlo amenazado, de señalarle en los debates organizados por el IEPCJAL que se atreviera a generar cualquier tipo de alianza, a sentarse con quien fuera, incluso con el grupo político que había sacado a su padre, Alfaro Anguiano, de la U de G después de ser rector. “Tu ambición de poder” –le diría Lomelí- te llevó a aliarte con quien destruyó a tu padre. Fue el único momento en la campaña en que Alfaro perdió el control, sacó un USB de su bolsillo del saco y aseguró que ahí estaban las pruebas irrefutables con las que encarcelaría al doctor.
Las pruebas no se presentaron nunca, pero el encono quedó, tan es así que desde Jalisco surgió una campaña sistemática, permanente y bien financiada que incluía hasta banners de publicidad en portales europeos de deportes señalando a Carlos Lomelí como un empresario corrupto, ligado al poder para impulsar empresas de venta de medicinas.
Los ataques fueron rabiosos, reporteros sacaron una y otra vez el tema en la conferencia matutina del presidente, notas y columnas en diversos medios machacaban el tema. La maquinaria de propaganda del Gobierno de Jalisco no desperdició foro, estación de radio, portal o pauta en redes sociales para hacer sonar a los cuatro vientos su campaña. El desgaste dio resultado, Lomelí se vio obligado a separarse del cargo en medio de una tormenta que incluía una investigación de la Función Pública y la amenaza de quedar inhabilitado para ocupar un cargo público por hasta 20 años.
GONZÁLEZ UYEDA: EL SUSTITUTO PERFECTO
Paralelamente a esta campaña de desprestigio se preparaba al sucesor. El gobernador de Jalisco no se arriesgaría a que AMLO le enviara un delegado aún más incómodo como castigo, por ejemplo, a su ex amigo y colaborador Alberto Uribe, quien renunció a la coordinación de campaña de Alfaro y a la promesa de ser Secretario General de Gobierno en Jalisco para sumarse al proyecto de AMLO durante la campaña.
No es casualidad que después de la salida de Lomelí, los obuses de MC apunten al ex alcalde de Tlajomulco como parte de una estrategia alineada para desgastar a todos los posibles candidatos a la delegación que pudieran incomodar a Alfaro y descarrilar al candidato perfecto: Abraham González Uyeda quien resultaba un socio ideal y que además cuenta con un elemento de negociación muy favorable: necesitaba ayuda del gobierno para recuperar el control administrativo de Sello Rojo, la empresa familiar que dirigió a sus anchas, que utilizó para financiar sus proyectos y a la que sus propios hermanos pensaban auditar.
El acuerdo se hizo en términos bastante básicos: Tú buscas la silla de delegación y yo te desatoro el problema en tu empresa.
Los amparos para regresarle el control de la lechera Sello Rojo se dieron de manera más que expedita, incluso, la fuerza pública del estado se involucró en la “recuperación de las instalaciones”. En ese momento, Abraham González tejía fino para llegar a la silla que había dejado vacante Lomelí como delegado federal, mientras los miembros de su familia que le son afines comenzaron a mostrar su lealtad a Alfaro. Su hermano y mano derecha, el coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco (CCIJ), Ruben Masayi González Uyeda, dio su respaldo al aumento a la tarifa del transporte público en Jalisco y a la conclusión de la presa El Zapotillo, incluido el trasvase de agua a León Guanajuato, lo que en materia de intereses de los jaliscienses o de los empresarios no hace el menor sentido y sólo puede interpretarse como parte de un acuerdo elitista, discriminatorio y contrario a los intereses de los propios jaliscienses.
Ante estas señales Lomelí ha tenido que retomar la arena pública afirmando que regresará y que no puede nombrarse delegado de momento porque él no ha renunciado sino que sólo está separado del cargo; mientras el pleito por la empresa familiar en contubernio con el Gobierno Estatal ya ha llegado a oídos de la federación y amenaza con volverse un escándalo más para el gobernador.
Con información de Gurú Político.