Dada la premura de la convocatoria en la región del Istmo, todo indica que están jugando con las prisas, el andamiaje institucional, con un poco menos farsa, pero igual con muchas incertidumbres.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público convocó por primera vez a las Asambleas Regionales Consultivas sobre el “Programa de Desarrollo del Istmo de Tehuantepec” para que en un par de días sean llevadas a cabo siete asambleas, cuatro el 30 y tres el 31 de marzo, donde los pueblos involucrados podrán opinar sobre el desarrollo de una región indefinida geográficamente por los convocantes, con propósitos indefinidos en cuanto a sus alcances, similar a la situación del Tren Maya.

¿Quién pagará el costo de la consulta rápida?

Aquí los elementos que muestran la ausencia de una estrategia de comunicación, la posible inmolación del naciente Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) y, por lo tanto, el posible debut y despedida de un arreglo institucional que se desviela.

La Secretaría de Hacienda convoca a las comunidades del Istmo de Tehuantepec de Oaxaca y Veracruz, ubicadas en el “área de influencia” del Programa de Desarrollo del Istmo de Tehuantepec”, a participar en las Asambleas Regionales Consultivas sobre la creación del “Programa de Desarrollo del Istmo de Tehuantepec”.

Además de ser históricamente la primera vez que una secretaría federal, y sobre todo la de Hacienda, convoca a asambleas, mantiene la idea de que alguien podrá opinar en un par de horas, en una reunión, sobre el desarrollo, de una región indefinida geográficamente por los convocantes, y que de cierto sólo tiene los propósitos indefinidos en los alcances del tren y de los puertos con sus zonas económicas especiales (de las que tampoco se ha difundido qué pasará).

La convocatoria dice: la implementación del “Programa de Desarrollo del Istmo de Tehuantepec”, concebido como un conjunto de proyectos y acciones que contribuyan para alcanzar mejores niveles de bienestar (…) tendrá por objeto: a) Recibir opiniones, propuestas, sugerencias y planteamientos de los pueblos y comunidades indígenas con relación al contenido del “Programa de Desarrollo del Istmo de Tehuantepec”; b) Establecer acuerdos con los pueblos y comunidades indígenas que se encuentren en el área de influencia del proyecto respecto de su participación…

Pero, ¿será que todo el desarrollo de la región no se articula con la propuesta del tren y los puertos? Y con las comunidades con una larga lista de rezagos, ¿no es evidente ver qué habría que hacer cuando no han sido cubiertos ni los efectos del sismo de 2017?

Entonces, ¿qué se consulta o qué se disfraza? Máxime si no se les ha dado la información básica, en cada una de las comunidades, las principales propuestas del gobierno.

Las “asambleas” tienen en forma compacta los elementos que deberían llevar meses de consulta: etapa informativa (donde supone que todos los representantes del gobierno dicen qué van a hacer en la zona); etapa deliberativa (en mesas discuten y proponen); etapa de consulta y acuerdos (eufemísticamente se tomarán acuerdos), y seguimiento (designan quién dará seguimiento). Todo en un día con siete sedes simultáneas, y donde tal vez tengan traducción secuencial o simultánea, y donde los representantes se proclamen representantes… Un galimatías.

Las debilidades e inconsistencias de la consulta, en cuanto a la condición exprés, puede verse al comparar con otras iniciativas. Si bien la Ley General de Consulta a Pueblos y Comunidades Indígenas quedó sólo como un borrador-iniciativa no decretada en el Congreso el año pasado, en el Artículo 16, decía: El programa de trabajo de la consulta contendrá por lo menos las siguientes etapas: Definición de actividades y su calendarización; Mecanismos de difusión de las etapas de la consulta; Uso de lenguas indígenas y apoyo de intérpretes y traductores; Los procedimientos específicos técnico metodológicos para la realización de la consulta; Sistematización de los resultados y en su caso definición de acuerdos; y Entrega de los resultados a las partes.

El Artículo 17 establecía: Una vez consensuado el programa de trabajo de la consulta se procederá a su ejecución.

De aquí resalta que este “fast track” es una sobre simplificación de la complejidad de las comunidades oaxaqueñas, piensan que en una sesión van a informar del proyecto y en esa misma obtener la opinión y aval de los pueblos indígenas. Mínimo debe de tener una etapa de información (considerada una amplia campaña), otra etapa donde los representantes van a sus pueblos y en las asambleas toman los acuerdos (que generalmente requieren una o más sesiones), y finalmente una etapa en la que reciben los acuerdos por comunidad, por lo que al menos se requieren de tres a seis meses.

No hay una definición de región, por lo tanto, no es claro a quienes se incluyó o dejó fuera, ni cuáles son los proyectos a la luz de los rezagos sociales. ¿Cómo van a demostrar que no impulsará la minería contra la que están las comunidades (ya amparadas)? ¿Cómo dirá que no propiciará más marginación o en qué consiste el desarrollo?

La convocatoria además está acompañada de otro documento denominado “Protocolo para el proceso de consulta previa, libre e informada”. Aquí aparecen dos elementos sintomáticos (aparte del mantra “previa, libre e informada”) que ponen una luz de alerta para toda la sociedad. Citan a una jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). “Aun cuando, conforme al criterio sostenido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el proyecto no generará impactos significativos en todos los casos ...”

Luego remata: “Es importante resaltar que algunos componentes que contendrá el programa, como lo son la modernización de los puertos o la reconstrucción del tren del Istmo, no serán obras nuevas, sino sólo de rehabilitación, por lo que es posible prever que generarán mínima afectación”. Será que usarán el resultado para justificar que ya se realizó una consulta, y que la información se dio y que existe un aval y por lo tanto las obras programadas continúan.

Será una prueba de fuego... pero por lo pronto pinta mejor que las anteriores (Morelos, pacha mama, Tren Maya, aeropuerto).

Qué pensar. Las implicaciones de una consulta siempre tienen efecto en el largo plazo, es el caso de la consulta del Reino Unido con lo del Brexit, que ahora se resquebraja y todo el país pide que se haga un nuevo referéndum, piden explícitamente mejor quedarse en el club de la Unión Europea. Este experimento nos debe dejar resultados para el proceso del Tren Maya.