Yuval Noah Harari (Kiryat Atta, 1976), historiador y escritor israelí, profesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén, se hizo popular gracias a la publicación de Sapiens: De animales a dioses.
Harari es uno de los escritores más leídos en el mundo y es enormemente popular entre los ejecutivos de Silicon Valley, pues escribe fundamentalmente sobre el futuro de la humanidad en relación a la tecnología. En su libro Homo Deus, Harari planteó la inquietante posibilidad de que en las siguientes décadas, una élite tecnoeconómica empezaría a dedicarse al aumento de sus capacidades cognitivas, a la extensión de su vida y a la búsqueda del placer perpetuo. Los sueños del transhumanismo se estarían acercando, independientemente de que se pueda o no crear máquinas conscientes. Pero, de suceder, dicha singularidad tecnológica no será más que una continuación e incluso una exacerbación de la desigualdad actual. En Homo Deus, Harari escribe:
El tecnohumanismo considera que el Homo sapiens, tal como lo conocemos, ya ha terminado su recorrido histórico y ya no será relevante en el futuro, pero concluye que, por ello, debemos utilizar la tecnología para crear al Homo Deus, un modelo humano muy superior.
En una entrevista con el diario La Vanguardia, Yuval Noah Harari, que se encuentra promocionando su libro 21 lecciones para el siglo XXI, habló sobre esta brecha en ciernes. Mediante el uso de la biotecnología, dice:
A lo mejor parte de nosotros vivirá hasta los 200, pero la raza humana se va a dividir en castas biológicas. Grandes diferencias no sólo en la esperanza de vida -unos que viven hasta 200 y otros que viven hasta 50-, sino también diferencias en sus capacidades. Capacidades físicas, mentales y emocionales. En el momento en que puedes descifrar la biología humana, los tipos de manipulaciones que puedes hacer con esto son casi ilimitadas. Puedes quedarte en el nivel del cuerpo y cambiar la carga genética, cambiar los sistemas orgánicos del cuerpo, puedes juntar el cuerpo orgánico a partes no orgánicas y crear cíborgs, desde manos biónicas hasta sistemas inmunológicos de millones de micro robots, que circulan por el cuerpo y refuerzan el sistema inmunológico orgánico. Hasta conexiones directas entre el cerebro y el ordenador, navegar en Internet con la conciencia, almacenar parte de tu memoria en un almacenamiento externo. Usar diferentes capacidades que están colocadas en la nube, no en ti, o en alguna red. En el momento que se abre la puerta en la cual nosotros sabemos cómo conectar el cerebro a un ordenador, lo que hay detrás de la puerta nadie tiene ni una remota idea.
Más allá de que muchas de estas ideas son especulativas, sí resulta evidente, pues ya lo empezamos a vivir actualmente, que la tecnología permitirá aumentar la longevidad y, de cierta manera, también ampliar las facultades humanas. Lo que no es evidente es que este aumento será democrático, ni mucho menos. Como el mismo Harari señala en un artículo en The Atlantic, nos estamos preparando para la tiranía de la inteligencia artificial, no porque ésta vaya a despertar a la conciencia autónoma, sino porque será seguramente utilizada por grupos selectos de individuos que la usarán para sus propios intereses. La realidad es que mientras la tecnología sea muy superior a nuestra propia conciencia moral, la tecnología se convierte en una herramienta de tiranía, como el mismo Harari señala.
Con información de Pijama Surf.