El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, de quien se esperaba fuera el líder más destacado de la oposición, realmente resultó un fiasco. Se tenía la esperanza de que fuese el personaje que podría marcar la diferencia, pero resultó igual o peor.
En este momento en México el sistema de partidos está en el fango: el PAN dividido y perdiendo día con día su fisonomía.
El PRI, sin dueño, callado y sirviendo de comparsa en las principales decisiones del Congreso de la Unión, algo así como esperando algún pago por ser dóciles en la 4T y, el resto, pues ni hablar; son simples rémoras que se juntan con el mejor postor y, si no, pregúntenle al PVEM, a Movimiento Ciudadano o al PT, que simplemente obedecen, dejando el camino libre para la gestación de un partido único con Morena.
Ante este escenario surgió un liderazgo que prometía mucho, un ciudadano que utilizó una de estas rémoras, Movimiento Ciudadano, para alcanzar la presidencia municipal de Guadalajara y luego la gubernatura de Jalisco y proponer un interesante cambio, tanto en lo político como en lo económico.
Enrique Alfaro vendió su imagen como la opción más destacada de oposición al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Fue el único que se le enfrentó cuando se gestó la escasez de gasolina en el estado de Jalisco.
Hasta entonces parecía muy legítima su posición. Incluso logró el respaldo de diferentes sectores, como los empresarios, y hasta de otros partidos políticos.
Eso duró hasta que empezó a salir a la luz el verdadero Alfaro. Recientemente se le vio en primera fila de un partido de basquetbol de los Lakers, en Los Ángeles, California, acompañado del empresario tequilero Guillermo Romo Romero, el hijo del ex dueño la casa tequilera Herradura, José Guillermo Romo de la Peña
Ante los cuestionamientos que surgieron ante la evidencia de que, en plena gira de trabajo en Los Ángeles, California, y en medio de una crisis de inseguridad en Jalisco, el gobernador apareciera en un espacio frívolo de esparcimiento, Alfaro declaró que cada uno de los asistentes compró su boleto, ya que él es muy aficionado a ese deporte.
Pero la presión de los medios sacó la verdad. La diputada de Movimiento Ciudadano, Mirza Flores, quien también estuvo presente en encuentros deportivo, declaró a medios de comunicación que había sido un empresario tequilero quien había pagado los boletos del juego.
Esta información salió a la luz en un espléndido reportaje de investigación de la reportera jalisciense Sonia Serrano, que publicó en El Diario NTR Guadalajara, poniendo en claro que Alfaro actúa igual que todos los políticos de antes y de ahora. Resulta que a través de una licitación aparentemente amañada, el gobernador entregó a la empresa Operadora de Servicios Mega SA de CV, que preside nada menos que Guillermo Romo Romero, “el contrato más importante en lo que va de la actual administración estatal” por 3 mil 634 millones de pesos para el “arrendamiento de maquinaria pesada, equipo y accesorios para la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural”.
La soberbia, el orgullo y la irresponsabilidad se apoderaron del gobernador de Jalisco y en lugar de atender sus responsabilidades, culpó a la prensa y en especial se fue contra Serrano, atacando a su medio de comunicación, al cual tachó de “periodiquito”.
Alfaro calificó como “mentiras” la investigación periodística, que revela una posible licitación “amañada” para el arrendamiento de maquinaria pesada” a la secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
En lugar de dar respuesta a las imputaciones, simplemente descalificó al medio al asegurar: “Yo no contesto mentiras, esa va a ser mi posición hoy y todo el sexenio, cada quien que haga su responsabilidad como juzgue y cada medio responsable, yo no me voy a meter, ni a criticar a nadie. Cada quien su responsabilidad. Nada más yo les digo una cosa, durante muchos años he hecho una carrera política y ningún periodiquito va a inventarme una historia de corrupción. Despreocúpese, no hay nada que esconder”.
En fin, parece que, si en la administración pasada la corrupción fue el tema, el de esta nueva era de la 4T federal y la Refundación en Jalisco, será el conflicto de interés y la presión de los políticos a los medios y a los reporteros.
Alfaro terminó siendo una decepción con tufo totalitario. Lástima.
Con información de sdpnoticias.