Por Gabriela Tapia.
En México todos tenemos presente casos como los de las quimioterapias falsas a niños con cáncer en Veracruz, pacientes que mueren esperando su turno afuera de hospitales públicos saturados y hospitales cascarón que nunca entraron en funcionamiento por falta de equipamiento y personal médico. Todos estos casos tienen un denominador común: la corrupción y el abuso de poder ponen en riesgo la vida y el bienestar de miles de personas todos los días. En México, la corrupción mata a 140,000 niños al año y actualmente México se encuentra al borde de una crisis de salud pública IMCO (2018) consecuencia de la disminución en el valor real del presupuesto asignado en salud.
Los mexicanos estamos en serios aprietos, ya que no sólo gastamos poco en salud, sino que lo poco que gastamos tiene muchos hoyos negros derivados de mecanismos presupuestarios opacos que se prestan a la discrecionalidad y corrupción. Uno de estos hoyos es lo que se etiqueta como “entidad 35” en los programas y proyectos de inversión en salud del Presupuesto de Egresos de la Federación. Se utiliza esta clasificación general para el presupuesto que se distribuye en el IMSS y el ISSSTE entre todas las entidades federativas para un tema de salud determinado: infraestructura física, equipamiento, rehabilitación de hospitales entre otros, sin que pueda conocerse la asignación exacta por entidad. El problema es: Si no puedo saber cuánto recurso le otorgué a cada entidad, cómo podré seguirle el rastro al dinero hasta su destino final y verificar su cumplimiento en cada estado.
Desafortunadamente, no son cinco pesos, son cantidades de dinero millonarias. Como podemos ver en la siguiente gráfica, la entidad 35 en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) recibió más recursos que todas las entidades federativas juntas entre 2010 y 2017.
En estos años sin embargo, no sabemos qué se hizo con el 34 % del presupuesto para programas y proyectos de inversión en el IMSS, lo que corresponde a $17,771,687,589 pesos. Cuántos médicos podríamos haber contratado con este presupuesto de haber llegado realmente a las entidades federativas. De cuántos equipos médicos podríamos haber dotado a las clínicas y hospitales. En octubre del año pasado se hizo una solicitud de información respecto a este tema y la respuesta de la Coordinación de Presupuestos e Información del IMSS fue que no cuentan con un desagregado por entidad federativa. Así de sencillo, la entidad 35 en el IMSS es una caja negra.
En el ISSSTE sucede algo similar. Como se puede ver en la siguiente gráfica, la entidad 35 recibe también un presupuesto por encima de la suma de todas las entidades federativas cada año.
La respuesta a la solicitud de información del ISSSTE nos dejó con una caja negra de 17,224,034,220 pesos. Es decir, no sabemos qué se hizo con el 57% de lo que se etiquetó como entidad 35. Si sumamos ambas cajas negras tenemos un total de 34,995,721,809 pesos en los últimos ocho años en el IMSS y el ISSSTE que pudieron o no llegar a su destino final. Nunca lo sabremos.
Ojalá que este nuevo gobierno, desde la Secretaría de Hacienda, y la Cámara de Diputados modifiquen este tipo de procesos opacos y apruebe para el próximo año presupuestos en salud transparentes, sin este tipo de clasificaciones generales. Las consecuencias de no hacerlo no son administrativas, son vidas.