
El desplome de ingresos hospitalarios y de cirugías no esenciales durante la pandemia ha servido de pretexto a un sector que en EE.UU. no es un servicio, sino un negocio, para echar a médicos, enfermeros y demás personal, mayoritariamente de manera provisional, aunque en algunos casos con carácter definitivo.
Julie Wei y Gary Salcedo son enfermeros, irreemplazables en tiempos de pandemia en cualquier país del mundo, pero no en Estados Unidos, donde han sido despedidos por la caída de beneficios de los hospitales pese a que ya suman más de 115 mil las víctimas de COVID-19.
Una diferencia de gran parte de los países desarrollados, en EE.UU. no existe la atención médica universal, por lo que la cobertura sanitaria se proporciona a través de una combinación de seguros de salud privados y fondos públicos, a través de programas como Medicare o Medicaid, a una persona mayor o con pocos recursos.
Así, la mayoría de los más de 6,000 hospitales del país son propiedad y están operados por empresas privadas, según los datos de la Asociación Estadounidense de Hospitales (AHA, en sus iniciales en inglés), mientras que el 21% son públicos.
Estos despidos durante la pandemia han sucedido en el gobierno de Donald Trump ha inyectado millas de millones de dólares al sector, que ya de por sí generan los ingresos de más de un billón de dólares anuales, en el marco de los paquetes destinados a rescatar una economía en recesión.
El sector justifica los despidos por la falta de ingresos debido a la reducción de cirugías no esenciales y de las hospitalizaciones, causadas por una pandemia que ha hecho que mucha gente ha dejado de ir al médico salvo por casos de extrema necesidad.
En un artículo publicado en la revista International Travel & Health Insurance Journal (ITIJ), el presidente de la Asociación de Hospitales Estadounidenses (AHA, en sus iniciales en inglés), Rick Pollack, estimó que los centros médicos están perdiendo unos 50 mil millones de dólares al mes desde el inicio de la pandemia.
"Creo que es justo decir que los hospitales se enfrentan quizás al mayor desafío que jamás hayan experimentado a lo largo de su historia", reflexionó Pollack, que representa a 5 mil hospitales, sistemas de atención médica, redes y otros proveedores.
Sin embargo, las caídas de ingresos no justificadas, los ojos de los afectados, las recortes de personal, y más teniendo en cuenta las ayudas gubernamentales y las reservas multimillonarias en efectivo con los que cuentan los hospitales.
Para los representantes de los trabajadores, el coronavirus está sirviendo de "excusa" para llevar a cabo un cabo despreciado que hace tiempo que querían realizar.
"El hospital está claramente anteponiendo los beneficios a los pacientes", reflexiona la portavoz de los enfermeros afectados por el cierre de la sección de Obstetricia del Centro Médico Regional de San José, Maureen Zeman, en una conversación con Efe.
Con información de Debate.