Son momentos aciagos para el presidente de la república y su 4T. Después de dos coyunturas muy complejas, como lo fueron Culiacán y el asesinato de la familia Lebarón en los límites de los estados de Sonora y Chihuahua, el gobierno de la república se encuentra en un punto de inflexión a casi un año de haber iniciado la administración.
Si a esto se suma el contexto internacional, la complejidad crece. El día de ayer, en lo que algunos consideran un golpe de estado militar, el presidente de Bolivia, Evo Morales, dejó el cargo aún y cuando ya se había convocado a un nuevo proceso electoral. La intervención de la OEA fue fundamental para determinar la salida del mandatario sudamericano.
Este hecho, tuvo resonancia de forma inmediata en la política interna de México; la reacción de un buen número de actores políticos del gobierno y de la oposición no se hizo esperar. La derecha apoyando la posición de la OEA y el gobierno y la izquierda respaldando a Morales.
Sin embargo, lo que desató el debate en las redes sociales fue un mensaje en la cuenta personal de twitter de la embajadora de México en los Estados Unidos, Martha Barcena, que aprovechó un mensaje de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, que hacía una analogía entre Angela Maerkel y Evo Morales, para descalificarla y mostrar sus supuestos conocimientos sobre política comparada.
“Angela Merkel tiene 14 años en el poder, pero como es Alemania nadie dice nada.
— Claudia Sheinbaum (@Claudiashein) November 11, 2019
Evo Morales tiene 13 años en la presidencia por decisión soberana de su pueblo, pero como es un país en vías de desarrollo, lo acusan de "dictador".” @LOVREGA
El conservadurismo y su doble rasero.
Lo que llama la atención, más allá del mensaje de la embajadora Barcena, es su actitud hacía la jefa de gobierno y sobre todo, su rápida respuesta a un tema que, en estricto sentido, no es de su competencia, como si lo han sido los ataques del presidente Trump a nuestro país, el caso de la familia Lebarón, la defensa de los derechos de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, el tráfico de armas desde aquel país a nuestra nación y un sinnúmero de temas que componen la agenda bilateral. Ante todos estos asuntos, determinantes en la relación México-Estados Unidos, la embajadora ha decidido guardar un cómodo silencio y permanecer en el anonimato, quizá, con la clara intención de dejar que el canciller Marcelo Ebrard cargue con toda la responsabilidad y agote las discusiones para así ella no tener que entrar en escena y ponerse en riesgo.
Con una diferencia fundamental. Alemania es un país con un sistema parlamentario y Bolivia tiene un sistema presidencial. En Alemania el gobierno encabezado por Angela Merkel ha sido de coalición. Un poco de sistemas políticos comparados
— Martha Bárcena (@Martha_Barcena) November 11, 2019
Si bien, Martha Barcena es diplomática de carrera es evidente que el único mérito que la llevó a la embajada es la cercanía de su esposo, Agustín Gutiérrez Canet, con el presidente López Obrador. Más allá de esto, parece que a la embajadora, por paradójico que parezca, le hacen falta unas clases de diplomacia y mostrar más responsabilidad en lo que hasta el momento ha sido una muy pobre actuación como representante de México en el vecino país del norte.