Con los créditos que ha contratado desde que inició su gestión en diciembre del 2018, Enrique Alfaro Ramírez, bien podría ser el Humberto Moreira de Jalisco, el otrora mandatario del PRI, quien dejó en quiebra financiera al estado de Coahuila con una mega deuda de 38 mil millones de pesos (mdp).
Alfaro Ramírez debe hasta el momento 22 mil mdp, pero si el Congreso de Jalisco aprueba su solicitud por un nuevo crédito de 6 mil 200 mdp, la deuda ascenderá a los 28 mil 200 mdp. La única diferencia —no por eso menos cuestionable— con el ex gobernador coahuilense, es que el gobernador jalisciense ni siquiera ha cumplido un año y medio de su mandato.
Algunos medios de comunicación locales en Jalisco han hecho una estimación de deuda cercana a los 13 mil 650 mdp, sin embargo el reportero de la revista Proceso, Arturo Rodríguez, estima que el dato real se acerca a los 22 mil mdp, sin contar con el nuevo crédito que estaría aprobándose esta semana. Dinero que terminará de pagarse hasta el 2039.
Los datos de esa mega deuda que cita Proceso se encuentran en el Registro Público Único de Financiamientos y Obligaciones de Entidades Federativas y Municipios. En ella, se observa que tan sólo en un periodo de ocho meses, comprendidos entre julio de 2019 y marzo pasado, Alfaro adquirió nueve contratos por un monto total de 19 mil 434 millones 780 mil 704 pesos.
Pero lo más insólito es que en un solo día, el gobernador jalisciense endeudó a su estado con 7 mil 415 millones 348 mil pesos, el 26 de julio del 2019.
El resto de los créditos se desglosan así: dos créditos con BBVA Bancomer, uno por mil millones y otros por 2 mil millones de pesos. Otros 2 mil 500 millones con Banobras, misma institución con la que firmó otros tres créditos, uno por la misma cantidad, otro por 700 millones y otro más por 569 millones, para un total de 6 mil millones de pesos.
Un crédito más con Banco Santander, por 3 mil millones, fue el único que esa semana se firmó con tres días de diferencia, el 29 de julio.
Y en lo que va de este año, el gobernador de Jalisco ya celebró tres contratos: uno por mil millones el 24 de enero con BBVA Bancomer; otro por 882 millones 581 mil pesos con Banamex en la misma fecha, y el último por la cantidad de 600 millones, el 18 de marzo.
Del total de los créditos contratados, sólo tres se han destinado a “la inversión pública productiva” y los restantes a “refinanciar la deuda adquirida”, sin embargo no existe claridad, ni transparencia en el uso de esos recursos.
Desde que inició la pandemia del Covid-19 y se declararon medidas de aislamiento social y confinamiento en todo el país, Alfaro Ramírez decretó las suyas, violando incluso preceptos de la Constitución Mexicana que son facultad exclusiva del Presidente Andrés Manuel López Obrador, creando un Estado de Excepción en el que se ha impuesto el arresto y encarcelamiento a personas que no porten cubrebocas en la vía pública.
Pero también suspendió el derecho de la población a ser informado, anulando la obligación de las instituciones públicas a responder a los ciudadanos que presentan solicitudes a través de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, una medida que comenzó a finales de marzo y se ha prolongado por tiempo indefinido.
Ni duda cabe que el gobernador jalisciense le ha sacado provecho a la pandemia, y no necesariamente para velar por la salud de sus gobernados. La opacidad campea en cada acción del mandatario, y cuando se le ha pedido una verdadera rendición de cuentas, estalla en cólera. Se revuelve en contradicciones y responde en tono amenazante.
Ejemplo de ello es que la nueva solicitud del mandatario por un crédito de 6 mil 200 millones de pesos llegó al Congreso del Estado, sin detallar cuál será el destino que tendrán esos recursos. Y en su defensa, aseveró que son intereses “mezquinos” y “miserables”, los que se oponen al nuevo crédito, que en teoría será dirigido a la reactivación económica de Jalisco.
Lo que no dijo Alfaro es que en la mesa que participó en el proyecto de reactivación económica, incluyó a la inmobiliaria Tierra y Armonía, que pertenece a sus familiares.
Es sobradamente conocida la actitud beligerante que ha sostenido el mandatario jalisciense contra el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), una beligerancia torpe y sin sentido que como han hecho notar algunos analistas, fue escalando a partir de los primeros brotes de la pandemia del Covid-19.
El periodista de Proceso, Arturo Rodríguez, precisa que el discurso bélico del gobernador “ha ocurrido coincidentemente en las fechas en las que contrata deuda y en los registros de ésta ante la SHCP”.
El último monto de 600 millones, acumulado a la mega deuda de Jalisco, fue contratado el 18 de marzo (aunque registrados ante la Unidad de Coordinación con Entidades Federativas de la SHCP el 6 de abril), “durante los días en que Alfaro se puso a la delantera de los gobernadores de oposición, señaladamente panistas, en la exigencia al gobierno federal para que adelantara medidas de contención ante los primeros casos de Covid-19?.
Por su parte, la periodista Paloma Robles, en un extenso artículo que publicó en la revista Contextual, resalta un aspecto muy importante; antes de embarcarse en esa trifulca, diversas encuestas colocaban a Alfaro Ramírez en una lista de los diez gobernadores peor evaluados de México. La encuesta Mitofsky publicada en marzo, revela que el 71 por ciento de los jaliscienses reprueba su administración.
Quizá esa sea la razón por la que Alfaro Ramírez no se someterá a la revocación de mandato, como sí lo hizo cuando fue presidente municipal de Guadalajara. En cambio, con la estrategia de comunicación desarrollada por su trilogía de empresas, Indatcom, La Covacha, y Euzen, a las que el mandatario inyecta recursos a su antojo, todo parece indicar que va en búsqueda de una ambición muy frívola que le está costando millones de pesos a los jaliscienses: la candidatura a la Presidencia de la República, una aspiración en la que fracasaron sus dos antecesores, el panista Emilio González Márquez y el priísta, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, con el mismo resultado: derroche de dinero, tirado al vacío de la vanidad.
Esto, a pesar de que en julio del 2018, después de convertirse en gobernador electo, Alfaro Ramírez declarara que no buscaría ya ningún cargo de elección popular.
“Estoy concentrado en construir el mejor gobierno en la historia de Jalisco; después de ser Gobernador, no voy a buscar ningún cargo de elección popular”, dijo aquella ocasión.
Pero la demagogia de Alfaro se estrella contra su propia realidad. En la última semana han salido a flote dos videos que se han viralizado en redes sociales, uno que recoge su compromiso de campaña a no endeudar a Jalisco ni un sólo peso más, en uno de los debates entre candidatos al Gobierno de Jalisco.
Como candidato a la gubernatura @EnriqueAlfaroR aseguró en un debate que no habría ni un solo peso de deuda pública; ahora como mandatario dejaría un endeudamiento mayor a 33 mil millones de aprobarse un nuevo crédito por más de 6 mmdp (Video: Especial)
— Proceso (@proceso) May 20, 2020
? https://t.co/ShInE5SyRo pic.twitter.com/tpFjhwy3T7
El otro es un video que recoge su malestar por el endeudamiento —a principios del 2013— del panista Emilio González Márquez, por un crédito de 2 mil 500 millones de pesos, cuando su gobierno estaba por finalizar. Aquella ocasión, Alfaro Ramírez, aseguró que el PRI y PAN, “hipotecaban el futuro de Jalisco”.
Ninguno de esos recordatorios ha hecho mella en el gobernador jalisciense, quien en el contexto de esta pandemia por coronavirus, ha llegado al extremo de ‘pendejear’ literalmente a sus ciudadanos: “Es por los que están sufriendo y por los que están cuidándonos. Es por la gente consciente que cumple con su responsabilidad y también por los pendejos que siguen sin entender”.
Y de asumirse como un enviado de Dios: “Estaba en Casa Jalisco, en donde la gente me puso para ser gobernador, estaba en el lugar en que siempre soñé estar. Dios había decidido que me tocara estar al frente de esta crisis en mi estado por alguna razón y entendí que no nos iba a dejar solos (…)”.
Se trata de un gobernador, como bien apunta en su análisis la periodista Paloma Robles, que no ve, no escucha, y que ha construido una narrativa en la que se asume como un héroe que lucha contra el Covid-19 y su adversario es nada más y nada menos que el Gobierno Federal encabezado por AMLO, el que no le deja rescatar a los jaliscienses.
El mandatario vive en una realidad ficticia construida por su gabinete de comunicación que lideran Rafael Valenzuela, y Carlos Delgado Padilla ‘El Weren’, quienes han configurado una estrategia para que Alfaro no sea cuestionado en lo mínimo, privilegiando el uso de las redes sociales. En plena pandemia su trilogía de empresas recibió más de 9 millones de pesos, aun cuando ya tenían recurso etiquetado desde el 2019.
Paloma Robles precisa que a partir de la pandemia, en las ruedas de prensa ya no participa ningún periodista, “sus preguntas son enviadas por WhatsApp y en pocas ocasiones los funcionarios responden en forma. De esa reunión se hace un registro visual en general y luego se elaboran piezas editadas, a modo de notas periodísticas de no más de 4 minutos, en las que se enfatizan los mensajes que ellos eligen. El encuadre de las piezas queda libre de críticas”.
De acuerdo con su registro, del 13 de marzo al 4 de mayo, Alfaro ha realizado un total de 39 videos con ese estilo.
También, desde el 15 de marzo a la fecha, el gobernador jalisciense ha otorgado un total de 36 entrevistas en medios, pero de esas conversaciones con la prensa, sólo 8 de ellas se han otorgado a presentadores o comentaristas de noticias de Jalisco, ninguno de ellos periodista.
Alfaro Ramírez, se asemeja más, concluye Robles, a “un luchador de la triple AAA que prefiere publicitar mil veces la máscara antes de enseñarnos su verdadera identidad”.