Al ganar la presidencia mexicana, Peña Nieto puso rápidamente a su coordinador de campaña en Pemex. Emilio Lozoya estaba poco ligado a la cuestión petrolera, ya que su educación era de economista, pero aún así diseñó un plan, aseguraba, para hacer de Pemex una de las petroleras más funcionales del planeta. De 2013 a 2016, el priista fue inamovible y en ese corto periodo desaparecieron 20,000 millones de pesos.

Desde antes de hacerse con la dirección de Pemex, Lozoya ya arrastraba las primeras acusaciones de corrupción al ligarlo con los sobornos millonarios  que Odebrecht inyectó en nuestro país para ganar contratos. Durante su labor como director de la petrolera, se solicitaron 20,000 millones de pesos que no se usaron y que tampoco fueron regresados. Ahora con su detención se solicitan datos para encontrar todo el dinero.

La auditoría mexicana asegura que Lozoya Austin sí forma parte de la desaparición de estos montos, por lo que ya están listas las denuncias necesarias para sumarlas al caso en contra del peñista. Es por eso que se hace cada vez más grande la carpeta de acusaciones en su contra, en donde también figuran actos como los sobornos de Odebrecht, la compra de un astillero y una planta chatarra, lavado de dinero, entre otros. Su esquema de corrupción arrastra a su hermana y a su madre (esta última en prisión domiciliar).

Con al menos 17,500 millones de pesos los que hacen falta y que fueron entregados a la filiar de exploración de la empresa mexicana. Durante su mandato, Pemex pasó de ser una empresa que apenas producía a convertirse en la petrolera más endeudada del mundo.  En apenas cuatro años, Emilio Lozoya logró hundir a la empresa un 113%, dejándola al borde de la quiebra. Pemex aún sufre la administración de Lozoya. 

Con información de Animal Político.