Con la detención del alto mando de la era priista, se acerca un poco más la justicia mexicana a Enrique Peña (que actualmente se encuentra en unas vacaciones forzadas fuera de México, en donde revisa a diario la información sobre la lucha anticorrupción en su sexenio. El priista se niega a regresar al país hasta que se calmen las aguas, pero la captura de su gran aliado hace resaltar su nombre en varios casos de corrupción.

En principio, Peña y Lozoya están ligados por varios testigos como elementos clave para entender los sobornos que inyectó la empresa Odebrecht en México. Un testigo en específico cita a Emilio Lozoya como el gran encargado para recibir fondos de la empresa carioca en el país, dinero que habría inyectado en la campaña presidencial del mexiquense. Además, ambos estuvieron al tanto de la compra de la empresa chatarra Fertinal (que estuvo a punto de quebrar a Pemex por completo).

A pesar de las acusaciones de recibir sobornos, Peña Nieto ganó la presidencial y en automático colocó a Emilio Lozoya en la presidencia de Pemex (en donde aplicó un derroche de recursos colosal, llegando al punto de cobrar 1.9 millones de pesos para atender a empresarios privados que podrían salir beneficiados con contratos). Este esquema de impunidad permaneció durante años.

Ahora el PRI enfrenta una crisis de credibilidad nunca antes vista, a lo que se suma la captura de Lozoya Austin. El juicio del exfuncionario mexicano llega en un momento clave para la lucha anticorrupción (con Rosario Robles y Romero Deschamps seguidos por la justicia). Lo que pase en los siguientes meses definirá el futuro de Enrique Peña Nieto, quien aparece también como el gran operados de desvíos millonarios por parte de sus minsitros entre el 2012 y 2018. 

Con información de Breaking.com