El uso de uniforme escolar es un recurso muy extendido entre los centros educativos concertados y privados, y también entre algunos públicos que decidieron adoptarlo. Y aunque son muchos los que se acompasaron a los nuevos tiempos, abriendo la puerta a que las niñas puedan decidir si utilizan un equipamiento con falda o con pantalón, lo cierto es que en algunos de ellos todavía es obligatorio el uso de falda y medias en el caso de las alumnas. Es algo que el Parlamento gallego considera inaceptable, y ayer aprobó por unanimidad una iniciativa en la que se llama a «implantar e aplicar todas as medidas normativas e regulamentarias pertinentes» para que las niñas puedan quedar liberadas de los códigos estereotipados sobre la vestimenta.
Hace ya un siglo que la atleta francesa Violette Morris, la llamada hiena de la Gestapo, escandalizó a los togados al sentarse en el banquillo de los acusados enfundada en un pantalón que las mujeres empezaron a adoptar en el período de entreguerras. Ellas derribaron el imperativo del corsé, el vestido o la falda, prenda esta última que resistió como reminiscencia en algunos ámbitos, como los uniformes escolares.
El grupo de En Marea acudió al Parlamento con una iniciativa para declararle la guerra, citando una buena retahíla de acuerdos adoptados en la Eurocámara o disposiciones implantadas desde Londres para los estrictos colegios británicos. «A eliminación de obstáculos para acadar a igualdade tamén pasa pola eliminación da vestimenta diferenciada nos centros educativos», manifestó la diputada Luca Chao, que inicialmente planteó un acuerdo parlamentario para que sea aplicado con carácter inmediato, pero acabó enmendándose para remarcar que la obligatoriedad del uso de la falda en los uniformes quedará abolida a partir del curso 2019-2020.
Las demás fuerzas políticas abrazaron sin problema un texto en el que se detalla que «todos aqueles centros educativos que decidan que o alumnado leve uniforme escolar -reza el acuerdo- [...] non obriguen a un código de vestimenta diferenciado por sexo entre alumnos e alumnas».
Está por ver ahora qué tipo de iniciativas tomará la Xunta para asegurar el cumplimiento de este pacto, aunque el diputado César Fernández Gil ya aludió durante el debate a la necesidad de promover una normativa a nivel de Estado.
Los colegios concertados en Galicia restan importancia a la decisión en tanto casi todos aceptan la posibilidad de que las niñas lleven pantalones. Escolas Católicas (117 centros) aplica hace años un protocolo de identidad entre sexos, y Alfonso García Sanmartín, presidente de CECE (78 centros), asegura que a ellos les parece «muy bien que las niñas lleven pantalones», aunque es una decisión de cada colegio.
Con información de La Voz de Galicia.