Por: Carlos A. Jiménez Zarate

Por fin algo de organización fifí se dejó sentir el pasado 5 de mayo pasado, de blanco como si fueran muy pacifistas marcharon, gritaron, pero sobre todo expusieron su lado más execrable: su odio y repugnancia a la clase trabajadora, a los obreros, a los campesinos, a los ancianos y jóvenes; se quejaron rabiosos del dinero que AMLO esta “regalando” a los más desprotegidos, a los pobres, incluso algunos fifís aseguran que los que votaron por AMLO tienen el cerebro chiquito.

Para ellos AMLO es un dictador que los deja marchar, que los deja expresarse, bendita dictadura la de López Obrador, quizás no saben lo que el dictador Pinochet (neoliberal) le hizo a miles de personas en el estadio nacional de Santiago de Chile, ahí fueron ejecutados y torturados muchos que ni siquiera eran simpatizantes del gobierno socialista de Salvador Allende. Y el recuento de atrocidades de las dictaduras derechistas es interminable, donde el factor común entre ellas fue siempre el exterminio de las personas con ideas progresistas.

Desde la década de los setenta y especialmente a principios de los años ochenta del siglo pasado, el neoliberalismo fue impuesto con violencia en casi todos los países que los capitalistas llaman “tercermundistas”. En México las recetas neoliberales tardaron más de 30 años en ser llevadas a cabo. Fueron décadas donde las miles de marchas de millones de personas contra el neoliberalismo no significaron un titular de ocho columnas, no vimos a los grandes comunicadores apoyar ninguna de las marchas, pocos muy pocos periodistas o intelectuales daban la cara por el pueblo, pero aun y contra todo, el espíritu de cambiar las cosas perduro. Han pasado algunos meses desde que López Obrador tomo el poder presidencial, y si bien algunos pilares del neoliberalismo siguen ahí, no podemos decir que todo sigue igual, el soporte fundamental del neoliberalismo es la corrupción y es ahí donde AMLO ha enfocado su esfuerzo, pero la batalla no la ganara un solo hombre, la lucha es de todos los que queremos que ya acabe por fin la tormenta neoliberal.

Los fifís como bien tuiteo el ing. Javier Jimenez Espriú se unieron, marcharon y pidieron la renuncia de AMLO,  pero también hicieron presencia en las redes. En un análisis de modularidad de los hashtags en Twitter en contra y a favor de AMLO, se puede medir la cohesión y el resultado confirma el tuit de Espriú: Se puede ver fuertemente unidos a los fifís en color azul, del otro lado miles de ciudadanos de diferentes estratos sociales que apoyan a López Obrador en color rojo. Los nodos con mayor modularidad están resaltados en la gráfica, el algoritmo de modularidad se utiliza para determinar indicios de troll-bots en redes como Twitter. Y es notablemente visible que los nodos o usuarios del lado fifí tienen más modularidad.

La élite mexicana consta de entre 125,000  y 220,000 personas que concentran más de la mitad de la riqueza que existe en el país, los oligarcas ahora conocidos como fifís, piensan que en la democracia solo importan sus votos, porque así estaban acostumbrados, no aceptan que la mayoría de los ciudadanos votaron contra el desastre neoliberal, fueron más de 30 millones de votos en una histórica jornada, donde se le dio la oportunidad no solo a AMLO sino también a MORENA. Pero la racionalidad no es algo que puedan presumir los fifís, fuera de toda lógica aseguran que 60 millones de mexicanos no votaron por obrador, claramente desesperados tratan de desvirtuar la realidad social. Votar en México es constitucionalmente un acto de conciencia y no obligatorio, en la pasada elección presidencial la mayoría de los que sí fueron a votar, decidieron en mayoría que fuera AMLO el presidente. El 5 de mayo del 2019 será recordado como el día, en que unos cuantos miles de fifís pensaron tener más poder que decenas de millones de mexicanos… eso si es tener un cerebro empequeñecido.