Con tan solo 33 años de edad, Luis Antonio desarrolló un dispositivo que bautizó como “Bipedestador Robótico de Pie”;  tiene como objetivo que las personas que padecen alguna deficiencia motriz, puedan erguirse y trasladarse de manera autónoma. Sin embargo, este “robot” como lo denomina el ingeniero industrial y doble maestro, no fue su primera creación.

Cuando al joven sonorense le fue prohibido volver a conducir, decidió retarse a crear un vehículo a escala, “un tractorcito”, que le permitiera sentir, con un dispositivo recargable, que podía seguir manejando. “Cuando terminé el tractorcito y me di cuenta que había sido capaz de desarrollarlo con control remoto y todo, me pregunté: ¿qué puedo hacer por la sociedad? Y fue ahí cuando pensé en mis hermanos con discapacidad”.

Luis Antonio se dio la tarea de investigar y buscar opiniones de quienes padecen algún tipo de discapacidad motriz, y encontró una serie de implicaciones físicas y emocionales que de inmediato, consideró, él podría ayudar a mejorar. “Platiqué con muchas personas, y en todas noté una tristeza enorme por sentirse condenados a estar sentados para toda la vida, pero no tenía por qué ser así, no tiene por qué ser así”, manifestó el ingeniero.  

Después de tres años de diseñar, maquinar, hacer prototipos junto a su padre, y asesorarse con distintos médicos especializados, el sonorense logró crear con sus propios recursos, un dispositivo que permitiría tanto a personas que tienen cierto control de su tronco, como a aquellas que no lo tienen en lo absoluto, pasar de una posición sedente, a una posición vertical.

Una vez que el paciente se encuentra en esta postura, este puede desplazarse manipulando una palanca de mando con la que cuenta el robot, lo que les permite recuperar un poco de esa autonomía y libertad que les ha sido despojada.

“Hay dos versiones del dispositivo; una que jala cuidadosamente al paciente con un arnés, y otra que lo empuja hacia arriba con un asiento, ambas se ayudan de una pechera con un cinto que rodea y protege el torso para que el paciente esté totalmente seguro”, dijo el ingeniero, agregando que si bien es importante que se le dé un uso responsable, la estructura es lo suficientemente fuerte para que no exista riesgo de que la persona sufra alguna caída.

Dentro de los beneficios de carácter físico que tiene el bipedestador, se encuentran una mejor circulación cardiovascular, disminución de insuficiencia renal y “una competencia contra la osteoporosis” como lo definió el joven ingeniero. A nivel emocional, Luis asegura que la ganancia es aún mayor. “Hubo un joven que estaba en silla de ruedas y que por primera vez en su vida, experimentó lo que era estar de pie. No me puedo quitar de la mente las lágrimas de alegría y sonrisas que he visto en las personas que lo han usado”.

La practicidad y comodidad que caracterizan al invento del mexicano, no sólo han derivado en la patente para su producto y su startup, Maqdimo (Maquinados, Diseños y Modelismo), sino también en la oportunidad que tuvo Luis de ir a Sillicon Valley junto con otros 24 emprendedores, a presentar su invento y empaparse de los distintos expertos en tecnología que habitan en esta sede de compañías emergentes de Estados Unidos. No obstante, Luis reconoce que aún queda mucho por hacer.

“Quiero innovar lo más que pueda. El sentimiento de ver cómo con algo que hice, las personas pueden recuperar algo que creían perdido, es lo más bonito (…) Espero que a mí en algún momento también me llegue mi momento y se invente algo que mejore mi condición de epilepsia”, concluyó.

Con información de El Universal.