Redacción
El caso es atroz y brutal en todos los sentidos. Abril Cecilia, de 46 años, uno de sus hijos y su abogado, fueron interceptados por dos sujetos que viajaban en una motocicleta, mientras los colectivos marchaban en la Ciudad de México en contra de la violencia contra las mujeres.
Abril estaba siendo asesinada a balazos, un feminicidio más que se suma la larga lista de expedientes. En enero pasado, la víctima denunció que su esposo, un ex CEO de la empresa AMAZON, ya había tratado de asesinarla porque tenía celos; tras estos hechos, es el principal sospechoso de ser el autor intelectual del crimen. Hace un año, Abril ya había sido agredida brutalmente a golpes por su marido, éste ingresó a la cárcel por tentativa de feminicidio, pero un juez lo liberó, el mismo juez, Federico Mosco González, que también liberó a un doctor que violaba a sus pacientes.
El pasado 4 de enero, mientras dormía, Abril Cecilia Pérez Sagaón fue atacada por Juan Carlos, en la denuncia de hechos, interpuesta el 16 de enero, la mujer relató que su expareja le dio un batazo en la cara y la arrastró a un vestidor mientras le gritaba "te voy a matar", después la hirió en la barbilla con un bisturí y la asfixió hasta perder el conocimiento.
Uno de los hijos del matrimonio, de 15 años, logró ingresar a la habitación y rescatar a su madre, posteriormente, ella denunció que mientras se ponían a salvo, el hombre se lesionó el brazo derecho y minutos después, tuiteó que su esposa "lo había matado", además de acusarla de una supuesta infidelidad.
11 meses después Abril recibió disparos en la nuca y espalda, mientras que su hijo sufrió una laceración en el oído. La mujer fue trasladada al hospital, donde murió minutos después.
Como medida cautelar, se ordenó que Juan Carlos no podía acercarse ni a la víctima ni a su domicilio.
El hermano de la víctima asegura que Abril siempre fue víctima de violencia “ella nos comentó días atrás que ya tenía una situación insalvable, estaba viendo la posibilidad de un divorcio porque él era demasiado celoso, le había contratado un investigador privado, de repente la seguían, ella sabía que tenía sus coches, su teléfono intervenido, entonces me decía "Javier, esto no es vida, yo no tengo vida”.