Esta información falsa llevó a Sheinbaum a publicar un video desmintiendo esta fake news y a Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del primer mandatario y coordinadora del proyecto Memoria Nacional Histórica y Cultural de México, a hacer lo mismo, afirmando textualmente “¡Qué bárbaro todo lo que se escucha en estos días! Mensajitos por aquí y por allá en los teléfonos, les voy a poner uno para que vean la calidad de individuos que están dispersando información falsa”, y a publicar en su cuenta de Twitter: “Ojo con la información falsa. Falsos emisarios que no se identifiquen. No hagas caso a mensajes que no provienen de la fuente oficial, el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell. En la Ciudad de México los mensajes los brinda la doctora Claudia Sheinbaum”.
Desde el primero de julio de 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue declarado ganador de las elecciones presidenciales, se tenía la certeza de que, más tarde o más temprano, sus adversarios políticos o “malquerientes”, como él les llama, iban a iniciar una campaña de resistencia en su contra, una vez que sus medidas comenzaran a disminuir sus privilegios. La pandemia provocada por el Covid-19 brinda la oportunidad perfecta para tal propósito.
En este sentido, se puede afirmar que, más allá de la legitima demanda por datos que dibujen de manera certera la magnitud de la pandemia, la guerra de cifras que se ha desencadenado, a partir de lo que parecen ataques concertados, es parte de una estrategia total dirigida a minar la base de credibilidad y legitimidad del actual presidente de la República, para justificar el intento de un “golpe blando” en su contra, más que a defender el derecho ciudadano a saber.
Es así como, de manera recurrente, circulan en redes sociales, en WhatsApp de forma especial, noticias falsas sobre lo que está ocurriendo en México en torno a la pandemia provocada por el coronavirus y juicios sobre lo hecho por el gobierno federal al respecto. Con un poco de atención, se puede observar que una parte importante de estos mensajes, algunos de los cuales aparecen como sólo texto y en otros casos acompañados con imágenes, tienen una misma lógica: están bien escritos y mejor pensados, lo cual hace dudar si realmente son respuestas aisladas y espontáneas de los usuarios de estas plataformas o parte de un bien orquestado plan para causar incertidumbre y pánico entre la población, pero, sobre todo, para brindar elementos que permitan, a quien recibe la información falsa, cuestionar la estrategia del gobierno federal y, en ocasiones, la de la administración local de la CDMX.
En los últimos días, esta tendencia se ha profundizado involucrando ya no sólo a supuestos emisarios anónimos sino a medios, internacionales incluso, y a personalidades de la vida pública que al parecer están dispuestos a poner su prestigio de por medio al cuestionar las cifras del gobierno federal, en particular del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, principal vocero de la administración y la Secretaría de Salud en relación con la pandemia, a quien corresponde cada noche, en la conferencia de prensa de las 7, ofrecer a la población las cifras en torno a la enfermedad Covid-19.
Cabe anotar que la presencia mediática cotidiana, la asertividad en la comunicación, la experiencia y conocimiento sobre lo que supone una pandemia y cierto carisma han hecho de López-Gatell una figura pública reconocida, cuyos informes son tomados en serio por una parte importante de la gente. Factor que explica porque los ataques en contra de la administración lopezobradorista se han centrado en él y en “sus” cifras.
Entre los políticos que decidieron arremeter contra López-Gatell y sus datos, se encuentra Jaime Bonilla, gobernador de Baja California por Morena, quien el 17 de abril cuestionó las cifras del gobierno federal al afirmar que “Yo todavía llegué a pensar que había un tema personal…que no estaba al tanto de toda la información (…) El problema que tengo es que soy muy mal pensado y pienso que hay una razón mezquina en todo eso”. Bonilla afirmó además que el gobierno federal reportaba los casos de Baja California hasta con 7 días de retraso. A lo anterior, el subsecretario de Salud informó que los datos de cada estado le son enviados por personas comisionadas en cada entidad federativa y que si existe algún retraso en los números se debe a la oportunidad con que son enviados.
Como si de un acuerdo se tratara, otros gobernadores cuestionaron a la administración federal en la misma fecha, es el caso del de Michoacán, Silvano Aureoles del PRD, quien acusó a Hugo López-Gatell de mentir a la población sobre los tiempos estimados de la pandemia, pero decidido a ir más allá, afirmó que no iba a acatar las medidas emitidas por López-Gatell. Uno más, de Movimiento Ciudadano, Enrique Alfaro de Jalisco, culpó a López-Gatell por obstruir la entrada de pruebas rápidas al país, en especial las que su gobierno encargó, bajo el argumento de que son innecesarias.
Pero, no sólo los “malquerientes” operan, el fuego amigo continua, pues a Bonilla se sumó, tiempo después y de manera sorpresiva, el gobernador por Morena Miguel Barbosa, de Puebla, quién el 6 de mayo hizo saber a sus gobernados que en su estado no se recibirían enfermos de Covid-19 provenientes de la zona conurbada del Valle de México, pues como “Nadie nos ha ayudado y no vamos a recibir pacientes de CDMX, como quiere Salud”.
No conforme, Barbosa acusó al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) de alterar las cantidades y entregar información falsa en relación con el equipo médico y la disponibilidad hospitalaria con la que cuenta Puebla para atender a enfermos por la pandemia de Covid-19, por lo que enfatizó “No son ciertos, ¿de acuerdo? Sí tenemos capacidad de respuesta, pero, no así como lo están mencionando”.
Otros gobernadores dispuestos a reprobar las acciones y cifras del equipo de López Obrador son los mandatarios que forman la Asociación de Gobernadores de Acción Nacional (PAN), como informara el periódico El Universal en nota del 18 de abril.
A los reclamos de los gobernadores se suman las inconformidades de personas públicas como José Narro Robles, ex rector de la UNAM (2007-2015) y secretario de Salud durante el sexenio de Enrique Peña Nieto (febrero 2016-noviembre 2018) quien en entrevista radiofónica con el periodista Ricardo Rocha, en su programa “Detrás de la Noticia” del 8 de mayo, enunció un listado de porqués en referencia con la estrategia sanitaria del gobierno.
Entre los recursos discursivos que aplicó el ex rector y ex secretario se encuentran el impersonal “no se hizo” para sostener que “No se hizo lo que epidemiológicamente, este no es un asunto de otra naturaleza, es un asunto de salud pública, no se hizo lo que se tenía que hacer para tratar de cortar la cadena de transmisión”. Por supuesto, Narro aprovechó para aclarar, por si alguna persona malpensada quiere ir por otro camino, que no se trata de un asunto político, sino estrictamente científico basado en su expertise como epidemiólogo amateur.
Un segundo recurso fue el pronombre en plural “nosotros”, para afirmar: “Lo que sí puedo decir es no fuimos a buscar los casos. No tratamos de detectar tempranamente a las personas infectadas”. No se sabe si con el propósito de hacer saber que él forma parte de la solución, aunque no de la supuestamente fallida estrategia gubernamental.
En tercer lugar, las comparaciones con otros países como Singapur y Francia, dejando de lado la temporalidad diferenciada con que se ha presentado la pandemia en cada país y que, en Francia, al igual que en México, se han alargado progresivamente las fechas para salir a las calles y reactivar la actividad productiva. De esta forma, Narro omitió información relevante para sólo hablar de aquello que podía servir a sus reclamos.
En cuarto lugar, los porqués a partir de los cuales Narro buscó darle fuerza a su argumento en contra de las cifras de López-Gatell, en sus propias palabras: “Entonces, ehhh, ehhh, no, no se hizo lo que se tenía que hacer. ¿Cuál fue la intención de no hacerlo? La desconozco. ¿Por qué no se aplicaron las pruebas? No, no sé. ¿Por qué no se tomó con absoluta responsabilidad y se hizo el programa, eh, por ejemplo, para proteger al personal médico y de salud? ¿Por qué se tuvieron que esperar semanas a que llegaran ya con la compra mucho más costosa ventiladores? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?”
Para finalizar, Narro no evitó la tentación de sus “propios datos”, porque él también “tiene otros datos”, por lo que dijo: “Al estar con los números del subsecretario, estaba yo revisando ahorita, haciendo la multiplicación y a esos 29 mil 616 que dio a conocer anoche le aplicamos el factor de 8.3 tendríamos 246 mil casos y seríamos el segundo país en el mundo y si aplicamos el factor de 30 que dijo serían 888 mil los casos de con… de personas infectadas. EEEntonces esa es la polémica. No es otra y no es un asunto de orden político”.
En otra nota, esta vez recogida por el sitio Expansión Política, el 7 de mayo, Narro afirmó: “Yo he estimado que hay un exceso de 43,000 casos. ¿Qué son? Muy probablemente casos de COVID-19, que fueron al servicio médico y no les hicieron una prueba y están disminuyendo nuestra contabilidad de los casos, alterando, modificando la estadística”, dijo durante el foro organizado por “Pensando en México”, aunque no abundó más sobre su estimación.
En respuesta López-Gatell defendió los modelos epidemiológicos a partir de los cuales recaba las cifras que informa noche a noche además de dejar caer ligeramente la información sobre los 307 hospitales no concluidos cuando Narro estuvo al frente de la Secretaría de Salud, sin mencionar las acusaciones del desvío millonario de recursos durante el mismo periodo.
Otros extitulares de la Secretaría de Salud que, en coro con Narro, cuestionaron las cifras oficiales sobre enfermos y fallecidos por COVID-19 fueron Julio Frenk Mora (Secretario de Salud en la administración de Vicente Fox Quesada, Salomón Chertorivski (Secretario de Salud con Enrique Peña Nieto), además del exsubsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Pablo Kuri-Morales, quienes coincidieron en sostener que no son creíbles los datos que presenta el gobierno federal sobre el avance de la pandemia de coronavirus, como reportó el mismo sitio Expansión Política, en la fecha referida.
Por si no bastara con lo dicho por los medios nacionales, el jueves 8 de mayo, los diarios The Wall Street Journal y The New York Times, de Estados Unidos, y El País, de España, pusieron en duda las cifras oficiales de muertos y casos positivos de Covid-19 en México. En el segundo periódico se argumentó que “el gobierno mexicano no informa de cientos, posiblemente miles, de muertes por el coronavirus en Ciudad de México ignorando a los angustiados funcionarios que han contado en la capital más de tres veces la cantidad de fallecimientos que el gobierno reconoce públicamente”. El País, por su parte, reportó que México tendría entre 620.000 y 730.000 casos sintomáticos acumulados desde el inicio de la pandemia.
The Wall Street Journal informó que después de revisar 105 certificados de defunción expedidos durante cuatro días a finales de abril, “Hay evidencia de que la cifra de muertos en México es mucho más alta de lo que informan las cifras oficiales sobre el coronavirus”. Aunque, el mismo diario reconoció que su método de análisis no está sustentado en una muestra científicamente representativa, a pesar de lo cual “sospecha” que el número de muertos reportados por el gobierno está debajo de la cifra real.
La coincidencia entre estos medios fue comentada por López-Gatell, en la conferencia de prensa de la noche, en los siguientes términos: “Me llama la atención que hoy, 8 de mayo, fecha en que hemos anunciado que esperábamos tener el pico de la epidemia en la Ciudad de México, aparecieran de manera casi sincrónica estas cuatro (sic) notas seguidas de una amplia difusión de varios protagonistas de las redes sociales, la mayoría de ellos los más activos”.
En esta polémica terció, pues no podía faltar, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, ex presidente de México (2006-2012), quien tuiteó: “Insinuar que hay un ‘complot’ del New York Times, de Estados Unidos, de El País, de Estaña (sic), y The Wall Street Journal, de Estados Unidos, es absurdo, materialmente imposible”.
Pero, la estrategia para desprestigiar las cifras de López-Gatell no se restringió a los dichos de políticos y medios, sino que se buscó “amarrar navajas”, como se dice en México, entre el subsecretario de Salud y la jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, quien respondió que: “Quien quiera apostar por una separación entre el gobierno de la Ciudad de México y la Secretaría de Salud Federal se va a equivocar, siempre hemos estado en contacto, pero más ahora”. Y por si quedara alguna duda Sheinbaum sostuvo que “no hay margen de error, puesto que todos los fallecidos deben contar con un certificado de defunción donde se especifique el motivo de la muerte, si fue por confirmación o sospecha de Covid-19, lo cual determina un comité técnico de científicos local que está en colaboración con uno de nivel federal.”
Hasta aquí los principales ejemplos de la guerra de cifras que se ha implementado en contra de la administración del presidente López Obrador y su equipo de expertos, en especial de López-Gatell.
Sin embargo, esta colaboración no puede terminar sin mencionar que la noche del jueves 7 de mayo, se difundió un video en redes sociales, en la que Pedro Luis Martín Bringas, el empresario y accionista minoritario de Soriana, anunció que encabezaría la iniciativa del Frente Nacional Anti-AMLO (FRENAA), cuyo objetivo es que el actual presidente de México deje su cargo antes del 1 de diciembre de 2020.
Es de llamar la atención que Martín Bringas no explica las razones que llevan a buscar “la salida” del presidente ni los métodos que FRENAA aplicará para lograrlo.
La intención de “hacer caer” a López Obrador, tiene como antecedente los esfuerzos, se dice democráticos, por montar un movimiento que permita dejar a Morena sin la mayoría en la Cámara de Diputados en las elecciones de 2021, a la vez que hacer realidad la revocación del mandato a inicios de 2022, basándose en el llamado a “Votar todos por el mismo” partido, el que sea se afirma, con tal de no votar por Morena. Para lograrlo, se planeó utilizar a líderes de opinión mediática como Carlos Loret de Mola, Pedro Ferris, Fernanda Familiar, como consignó Julio Hernández López, en su columna “Astillero” del 13 de abril.
La estrategia de desprestigio, a decir del mismo presidente y consignada por el sitio Contralínea.com.mx, en su artículo “Oposición fragua golpe de Estado blando contra AMLO: expertos”, incluiría a periódicos como Reforma, El Universal, a las dos grandes televisoras, Televisa y TV Azteca; a líderes de opinión como Ferriz de Con, Carlos Loret de Mola, Joaquín López-Dóriga, Javier Alatorre, Denisse Dreser, Leo Zuckerman, entre otros muchos columnistas; figuras públicas de la farándula como Eugenio Derbez, Laura Zapata, Thalía, Héctor Suárez Gomiz; y deportistas como Javier Hernández, Chicharito, formarían parte de ese esquema para debilitar a la administración federal en el contexto de la pandemia de Covid-19.
A todo esto, se puede agregar un dato que por chusco no es menor, y es el nombramiento fallido de Javier Lozano, la última semana de abril, por parte de Gustavo de Hoyos, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), con la supuesta intención de defender el Estado de derecho, a sabiendas de la animadversión del político en contra de AMLO. Hay que recordar que Lozano renunció a su militancia priista en 2005, para luego sumarse a las filas del PAN y volver de nuevo al PRI como vocero de la campaña presidencial de José Antonio Mead.
Resumiendo, la “guerra de las cifras” es parte de una la intentona de golpe de Estado blando en contra de AMLO que incluye: movilización y propuestas de grandes empresarios y sus corporaciones; movilización de líderes de la vida pública, incluyendo a gente del espectáculo para inducir el apoyo de sus seguidores y crear el caldo de cultivo propicio para justificar un golpe antidemocrático que iría en contra de la voluntad de 30 millones de ciudadanos que decidieron en 2018; la guerra de cifras a partir de la cual se busca desprestigiar la estrategia del gobierno federal en torno al manejo de la pandemia de Covid-19, en especial de su vocero, Hugo López-Gatell; y un oscuro movimiento del que se desconocen los métodos de acción para obligar al actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, a renunciar a su cargo antes del 1 de diciembre, en contra de la decisión de 30 millones de personas quienes votaron por él en julio de 2018.
Con información de Julio Astillero.