Portugal está de luto ante el peor desastre de su historia reciente. El incendio que comenzó siendo apenas uno más entre los muchos que afectaban el país el sábado terminó por acabar con las vidas de al menos 61 personas en el municipio de Pedrógäo Grande, donde las llamas alcanzaron a más de medio centenar de víctimas en sus coches en la carretera nacional 236, a unos 50 kilómetros de la ciudad universitaria de Coimbra.
La rapidez con la que se expandió el incendio –provocado por el rayo de una tormenta eléctrica que dio con un árbol seco en esta zona boscosa del país– imposibilitó la llegaba de los bomberos a tiempo para que cortaran el acceso a la carretera mortal. Las víctimas, que pensaban que huían de las llamas que ya amenazaban las casas de las distintas aldeas de la zona, se adentraron sin querer en el epicentro de la conflagración. En cuestión de minutos, estaban completamente rodeados, sin escape posible.
A lo largo del domingo, fuentes de los servicios de rescate describían las escenas dantescas que se encontraron una vez consiguieron entrar en la zona afectada: decenas de coches completamente calcinados, con quienes intentaban huir de las llamas sepultados en ataúdes de acero ennegrecido por el fuego. Otras víctimas fueron halladas en los andenes de la carretera de la que trataron de escapar a pie. Los cadáveres estaban en posiciones de angustia, cubiertos por una capa de ceniza, como los muertos de Pompeya.
A última hora de la tarde del domingo, más de 700 operativos –entre ellos, dos aviones antiincendios pilotados por efectivos del Grupo 43 del Ejército del Aire español– seguían luchando contra el incendio, que sigue con cuatro frentes abiertos, dos de los cuales son especialmente peligrosos y amenazan la aldea de Góis.
"Se trata de la peor tragedia de nuestras vidas", afirmó el primer ministro, Antonio Costa, ante los medios en Pedrógão Grande, donde se desplazó para supervisar las operaciones de rescate. Tras declarar tres días de luto oficial, el jefe del Gobierno portugués se comprometió a buscar e identificar “aldea por aldea” a todas las víctimas mortales del desastre. También afirmó que es probable que siga creciendo el número total de fallecidos, dado el número de poblados que quedaron incomunicadas y cercadas por las llamas durante las últimas 24 horas.
Las autoridades locales señalan que es probable que se encuentren numerosos turistas entre los fallecidos al tratarse de un incendio que se desató en una popular zona de turismo rural del interior de Portugal. Ana Paula Neves, vicepresidenta de la Cámara Municipal de Castanheira, indica que algunos de los coches calcinados llevaban matrículas extranjeras, y que es probable que se dirigían de la popular playa fluvial de Rocas, ubicada a pocos kilómetros de la zona. En Lisboa, el Ministerio de Negocios Extranjeros lusos están en contacto con las distintas representaciones consulares presentes en la capital portuguesa para facilitar información a familiares de extranjeros que se encontraban en la región este fin de semana.
Fuente: El Español