Mientras los acapulqueños se empeñan en no hacer caso a las autoridades y continuar con su vida normal, abarrotando los tianguis y realizando fiestas multitudinarias, el gobierno se prepara cavando fosa para poder enterrar a los miles de muertos que ya hay por coronavirus.
De nada sirvió que la alcaldesa de Acapulco, Adela Román Ocampo, pidiera entre lágrimas a los ciudadanos del municipio quedarse en casa para evitar más contagio de COVID-19, pues este fin de semana las autoridades dispersaron a 600 personas que asistieron a una boda y unos quinceaños.
El ayuntamiento de Acapulco detalló en un comunicado que, fueron retiradas 400 personas de una fiesta de XV años en el poblado de Las Plazuelas.
“De manera conjunta con elementos de la Marina, Guardia Nacional, Seguridad Pública, Fiscalía del Estado, así como las direcciones de Reglamentos y Espectáculos y Vía Pública, se les exhortó a tomar sana distancia y permanecer en sus hogares”, agregó.
Mientras que, en el poblado de Cayacofueron dispersadas 200 personas reunidas en una boda.
También en Cayaco, fueron dispersadas 11 personas que se encontraban en una fiesta de cumpleaños, dos que consumían bebidas alcohólicas en la marisquería “Los Morritos, y 13 que convivían en una fiesta infantil.
En tanto, en El Arenal fueron dispersadas ocho hombres que consumían bebidas embriagantes afuera de la miscelánea con razón social “Chatito”, así como a 30 personas aglomeradas en un novenario.
Lo mismo ocurrió con 32 personas convocadas a una fiesta en la calle Roca Sola del fraccionamiento Condesa y con 11 personas en la “Casa Pampa” en el fraccionamiento Las Brisas, Guitarrón.
En Acapulco se han registrado 619 contagios de COVID-19 y 53 defunciones por el virus; en el municipio están más de la mitad de las personas infectadas por coronavirus en Guerrero, que tiene mil 175 casos confirmados y 170 defunciones.
El puerto de Acapulco se ha convertido en un punto rojo en el país por el incremento de casos de coronavirus, por lo que, ante la saturación de cementerios, autoridades guerrerenses tienen planeado hacer fosas para las personas que fallezcan debido al COVID-19.
De acuerdo con información de Sin Embargo, la zona suburbana de Acapulco, El Palmar, fue el lugar elegido para comenzar a abrir la tierra.
Ante dicha situación, Adela Román Campo, alcaldesa de Acapulco, aceptó que en la región se vive una situación dramática por la pandemia de coronavirus, pues al menos 10 muertes de cada 25 que ocurren en el municipio al día son por el SARS-COV-2.
Asimismo, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell mencionó en la semana que los contagios en Acapulco van en ascenso y que todavía falta mucho para llegar al momento crítico.
El gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, lamentó que pese a los números de contagios en Acapulco, la gente no haya reducido su movilidad, por lo que, aseguró, “no podrán regresar a la normalidad este 1 de junio como quisiéramos”.
“Guerrero está aún en la fase más crítica de contagios de COVID-19, no hemos pasado lo peor. Si continúas saliendo de casa sin que sea realmente necesario, los contagios seguirán y la cuarentena se ampliará”, agregó.
El mandatario anunció que se reforzarán las acciones de sanitización y concientización en toda la entidad, pero se pondrá énfasis en el trabajo que se realiza en Acapulco.
Preparan más de 300 fosas para enterrar a muertos de coronavirus en Acapulco pic.twitter.com/6UYwx0nv4c
— Jesús Castañeda (@jcastanedax1) May 23, 2020