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Redacción
El presidente Andrés Manuel López Obrador no puede dar un paso en falso o le comen el mandado, como suele decirse; a las altas esferas empresariales y políticas las mantiene a raya al ser ellos, dice, los culpables de acrecentar la pobreza y corrupción de México.
Pero detrás de escena, el izquierdista ha demostrado durante su primer año en el cargo ser más complaciente con los principales magnates de México de lo que sus palabras a menudo sugieren.
Al reunirse regularmente con López Obrador, los líderes empresariales lo han dirigido hacia políticas más amigables para los negocios, según más de dos docenas de altos ejecutivos y funcionarios gubernamentales que hablaron con Reuters. Además, han instado al presidente a moderar su encendida retórica.
Lo que algunos pesos pesados ??de los negocios describen como una mejor relación, produjo frutos en agosto, cuando el mandatario retiró una amenaza de romper varios contratos gubernamentales otorgados a empresas privadas para construir y operar ductos de gas natural.
López Obrador dijo que los contribuyentes fueron timados con esos negocios. Pero los jefes corporativos le advirtieron que las cancelaciones espantarían a los inversionistas extranjeros y podrían interrumpir las negociaciones comerciales en curso con Estados Unidos, dijeron ejecutivos y funcionarios.
También le dijeron que la infraestructura ayudaría a entregarle energía barata a su principal prioridad: los más pobres de México.
“Usamos todos las herramientas de convencimiento”, dijo Carlos Salazar, presidente de la principal agrupación del sector privado de México, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), y uno de los principales mediadores en la disputa de los gasoductos.
Elegido en julio de 2018 como el primer presidente de izquierda de México en más de tres décadas, López Obrador ha prometido transformar el país anteponiendo a los más necesitados y reduciendo la desigualdad.
Firme creyente en el poder reformador del gobierno, se ha comprometido a fortalecer las principales empresas estatales de México, la petrolera Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
El sector privado ha mostrado en público su apoyo por temor a enemistarse con el presidente de 66 años. Pero en privado, muchos importantes ejecutivos aún desconfían de su política económica, dijo Andrés Rozental, consultor comercial y exsubsecretario de Relaciones Exteriores.
“Están muy preocupados por lo que está pasando”, dijo Rozental. “La incertidumbre, la desincentivación de la participación del sector privado en la economía”.
Con información de Forbes.