Defensores de la vida silvestre en ese país del sur de África contabilizaron más de 350 cadáveres de elefantes en el delta del Okavango desde principios de mayo, según informó Niall McCann, de la ONG National Park Rescuecon sede en Reino Unido
“Las investigaciones respecto a la muerte sin explicación de los elefantes aún están en proceso”, señaló este jueves el Gobierno de Botsuana en un comunicado.
Las autoridades de la nación austral cifran el total de muertes en 275, pero las organizaciones conservacionistas que trabajan en la zona hablan de más de 350.
“Es muy, muy extraño, especialmente que sea solo elefantes. Me hace sospechar que es algún patógeno o enfermedad de algún tipo, pero es solo especulación”, afirmó a Efe Niall McCann, director de conservación de la organización británica National Park Rescue que ha tomado la iniciativa en la divulgación de este problema.
Las alarmas comenzaron a saltar a primeros de mayo, cuando se localizaron los cadáveres de un puñado de elefantes en la zona del Delta del Okavango y los expertos locales no pudieron conjeturar una causa de la muerte a simple vista.
A mediados de junio, en vista de que el Gobierno de Botsuana no había realizado avances significativos, los ecologistas locales hicieron otro conteo
“Había otros elefantes que caminaban alrededor y que claramente mostraban signos de impedimentos neurológicos, como caminar en círculos o tener las piernas inestables. Para mí eso indica que lo que sea, se trate de una enfermedad, un veneno o una toxina, tiene efectos en el sistema nervioso”, apuntó el experto.
No hay signos de que lo que mate a los enormes mamíferos esté afectando a ninguna otra especie y todas las muertes se concentran solo en la región del Delta del Okavango, donde no hay escasez de agua, ni de comida en la zona, ni precedentes que puedan explicar la situación.
En este caso, no hay signos de que lo que mate a los enormes mamíferos esté afectando a ninguna otra especie y todas las muertes se concentran solo en la región del Delta del Okavango.
Para los conservacionistas, el Gobierno de Botsuana está siendo “muy lento a la hora de responder”, incluso a pesar de las dificultades causadas por la pandemia de COVID-19.
“La región está cerrada y los recursos son escasos. No tienen la capacidad localmente de hacer todos los test necesarios para identificar el problema y necesitan ayuda. La segunda razón es más política, esta Administración siempre ha cuidado el demostrar a los habitantes rurales que no se preocupan más por los animales que por la gente”, opinó McCann.
El riesgo es que, según este especialista, no se puede ignorar que lo que está matando a los elefantes podría desembocar en una auténtica crisis de salud para toda la fauna salvaje, el ganado e incluso también los humanos.
Los conservacionistas ni siquiera pueden afirmar, porque no se han hecho las pruebas, que lo que afecta a los elefantes sea el temido coronavirus.
“Probablemente no es coronavirus, pero tampoco ha sido descartado. Se sabe que puede afectar a los gatos”, puntualizó.
Con información de Radio Fórmula.