Claudia Sheinbaum está más viva que nunca, hablando en términos políticos y electorales. Esto como resultado de su gestión como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, quizá el cargo público más demandante del país, después de la presidencia de la república. Sheinbaum se ha mantenido durante este complejo 2020 dentro de los 5 mandatarios con más respaldo y aprobación del país, aún y cuando la oposición en la capital se ha empeñado en descarrilar su gobierno aprovechando la pandemia y las crisis derivadas de ella.
Su determinación y forma de hacer política comienza a llamar la atención más allá del Valle de México. Es uno de los personajes más admirados del país junto con AMLO, Salma Hayek, Slim, y Carmen Aristegui, de acuerdo con la firma internacional YouGov.
Los programas sociales, las obras de infraestructura y la visión de gobierno en la capital han funcionado perfectamente como engranes de una maquinaria congruente que da resultados en el corto plazo y ofrece certezas a millones personas que ven en la mandataria una política y funcionaria profesional y una opción de futuro.
Después de la desastrosa administración de Miguel Ángel Mancera, Sheinbaum llegó al gobierno con una amplia legitimidad que ella decidió utilizar desde el primer momento para limpiar la casa, exorcizar dependencias, agarrar las riendas de la administración, hacer diagnósticos sobre la marcha y operar de forma eficaz para corregir el rumbo y hacer frente a la corrupción sin generar una parálisis en el aparato burocrático de la capital. Hasta ahora lo ha hecho muy bien.
Claudia Sheinbaum mantiene una agenda vertiginosa que va desde la atención de ciudadanos a través de conferencias virtuales hasta la inauguración de obras hidráulicas y de movilidad. Pero parece que lo más importante de su administración es el sello social que le ha impuesto desde el primer día y que tiene como principal objetivo poner en el centro de las decisiones públicas a las personas.
En este escenario, es claro que Sheinbaum será un apellido que estará presente en los próximos procesos electorales, los del 21 y el 24, dentro y fuera de la boleta. Hoy, la jefa de gobierno es una realidad que comienza a ganar adeptos y certezas dentro de un mar morenista que hasta el momento no se ha distinguido por la claridad y el orden. Quizá lo que necesita Morena, en este momento, es la determinación y disciplina de una mujer que poco habla de política y que entiende que los resultados y la visión de futuro son más importantes que los cargos mismos.
Por: Tito Livio