La crítica es consustancial al ejercicio del poder. Siempre ha existido. En los regímenes democráticos cuestionar constituye un derecho que se potencia con la libertad de expresión, el mercado de la comunicación, la lucha por audiencias y anunciantes, así como la dinámica creciente de las redes sociales.
Ante la crítica de exsecretarios de Salud sobre la estrategia del actual gobierno federal para enfrentar la pandemia del COVID-19, el presidente Andrés Manuel López Obrador respondió que los exfuncionarios están en su derecho de opinar, pero criticó que durante su tiempo como funcionarios dejaron un “cementerio de hospitales y centros de salud”.
“Respeto esas posturas, pero tiene que ver con los intereses políticos, partidistas, todos ellos estuvieron en gobiernos opositores a nuestro movimiento y yo creo que ya los mexicanos saben quién es quién”, expuso el mandatario federal en conferencia de prensa desde Palacio Nacional.
En ese sentido cuestionó: “qué dejaron, cómo dejaron el sistema de salud, imperó la corrupción, se robaban el dinero de las medicinas, cientos de hospitales inconclusos, dejaron un cementerio de hospitales, de centros de salud abandonados”.
Puede gastarse mucho o poco en comunicación social sin que ello modifique la imagen, pero de que ayuda ayuda. La crítica desde los medios de comunicación, convencionales, pero también emergentes, así como desde redes sociales es un derecho constitucional y parte consustancial del sistema político mexicano. Para enfrentarlo hay que entenderlo.
Con información de Excelsior.
307 hospitales quedaron abandonados en el sexenio anterior.
— SinLíneaMx (@SinlineaMx) May 7, 2020
¿Algo qué decir, señor Narro? pic.twitter.com/AOKpWu6KoB