Nos mintieron. La reforma de Peña Nieto (que en realidad era la reforma del PRI-PAN-PRD) sólo benefició a unos cuantos. Y mucho. Durante años, los gobiernos neoliberales apostaron a desmantelar las industrias estatales de energéticos: Pemex, Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Luz y Fuerza del Centro
¿Se acuerdan que, a principios del sexenio de Enrique Peña Nieto, nos presumían que con la Reforma Energética pagaríamos menos por gasolina, luz eléctrica y gas y seríamos una potencia en generación de todo?
Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia, llegó una nueva forma de mirar la cuestión energética en México, y una batalla frontal contra la corrupción.
No es que se haya hoy revertido en su totalidad la reforma energética (que prácticamente hacía de Pemex y de la CFE empresas fantasmas, muertas), pero se ha ganado mucho. Ahora las empresas estatales son prioridad, porque son palancas de desarrollo y porque generan riqueza para todos los mexicanos, y no para unos cuantos (como lo han querido los neoliberales).
Ayer, con la aprobación en el Senado de las modificaciones a la Ley de la Industria Eléctrica, se ha ganado una batalla de muchas que se deben ganar para retornar a los mexicanos la riqueza energética que pertenece sólo a los mexicanos.
El Presidente Enrique Peña Nieto presentó la iniciativa de reforma energética
mediante la que se busca modernizar la industria petrolera nacional, confirmando la
propiedad de la Nación sobre los hidrocarburos.
Los objetivos de esta reforma energética son:
(i) Mejorar la economía de las familias: Bajarán los costos de los recibos de la luz y el
gas. Al tener gas más barato se podrán producir fertilizantes de mejor precio, lo que
resultará en alimentos más baratos.
(ii) Aumentar la inversión y los empleos: Se crearán nuevos trabajos en los próximos
años. Con las nuevas empresas y menores tarifas habrá cerca de medio millón de
empleos más en este sexenio y 2 y medio millones más para 2025, en todo el país.
(iii) Reforzar a Pemex y a CFE: Se le dará mayor libertad a cada empresa en sus
decisiones para que se modernicen y den mejores resultados. Pemex y CFE seguirán
siendo empresas 100% de los mexicanos y 100% públicas.
(iv) Reforzar la rectoría del Estado como propietario del petróleo y gas, y como
regulador de la industria petrolera.
Con la reforma energética se esperaría que la producción de crudo aumentará de 2.5
millones de barriles diarios a 3 millones para 2018 y a 3.5 millones o más para 2025,
cifra histórica de producción en México. En el caso del gas natural, la producción
pasaría de 5,700 millones de pies cúbicos a 8 mil millones para 2018, y para 2025, la
producción sería de 10 mil millones de pies cúbicos.
El Presidente Enrique Peña Nieto aseguró que es momento de garantizar un mejor
futuro para todo México.