Ciro Gómez Leyva le preguntó en su programa de radio si volvería a México y su respuesta fue que en 2021 volvería, posiblemente en enero o febrero, pero aún sigue sin hacerlo. Pablo Hiriart, el jefe de información política del periódico El Financiero, lleva meses fuera de México, residiendo en Miami desde que se fue a cubrir el cierre electoral en Estados Unidos para ya no regresar.
En esa emisión Hiriart aseguró que solo escribirá de México a partir de la relación bilateral con Estados Unidos y ya no serían temas de política nacional; además dejó en duda su continuidad en el directorio matutino.
A decir de La Política Online, Manuel Arroyo, el Presidente y Director de El Financiero, quiere retener a Hiriart en Miami para evitar que regrese y termine de romper la relación con el Gobierno de México.
El medio indicó que la gota que derramó el vaso y mando a Hiriart al país vecino fue la editorial titulada “María Antonieta”, en el cual el periodista cuestionó a la esposa del Presidente AMLO, Beatriz Gutiérrez Muller.
Para Arroyo es inconcebible manejar un periódico con nula relación con el Gobierno.
“A pesar de ser una persona joven, está educado en el esquema de negocios pre-4T: la publicidad oficial cubre los costos de la operación del medio y los demás negocios publicitarios son la rentabilidad”, indicó La Política Online.
Y, aunque Arroyo ya no recibe la misma cantidad de publicidad oficial que tenía en el gobierno de Enrique Peña Nieto, no quiere perder lo que tiene ya que, además de El Financiero, tiene un negocio de telecomunicaciones y uno de tecnología que depende de contratos con los estados.
Además de todo, ahora que Alfonso Romo ya no ocupa la Jefatura de la Oficina de Presidencia, se ha quedado sin un nexo cercano con el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
La Jornada presiona, La Razón cede y Pablo Hiriart se va:
Imposible regatearle al menos tres virtudes al diario La Razón: su capacidad para generar notas, la calidad de sus plumas y su endiablada inteligencia editorial, en buena medida extensión de la inteligencia periodística del director Pablo Hiriart, quien ayer dejó de serlo. Hace unos días conocimos que directivos de La Jornada protestaron ante el dueño de La Razón, Ramiro Garza Cantú, por unos textos de Fernando Escalante, articulista esencial del diario. Como Garza Cantú se habría comprometido a que eso no volvería a ocurrir, Escalante renunció. “Cuando La Jornada se lanza a defender abiertamente al gobierno de Nicolás Maduro y a sus adláteres, creo que los articulistas de La Razón tenían derecho a decir que eso estaba mal”, me dijo Hiriart ayer. “Si la directora de La Jornada, o sus allegados, se quejan y ya no es posible seguir tocando el tema, y hay consecuencias, como la salida de Fernando, el director tiene que empacar sus cosas”.
Impecable argumentación. Muy útil para estos tiempos de presiones inverosímiles, de claudicaciones editoriales. “Como director puedes discutir con los articulistas, pero a fin de cuentas ellos son dueños de sus espacios, de su palabra”, añadió Hiriart. “Y la función del director del diario es tutelarlos ante todo tipo de presiones. Cuando ya no es posible defender lo que en buena conciencia, y con calidad, escriben es momento de irse”. —Lamentable, Pablo. —Para mí es una pésima noticia, me voy muy triste, pero no podía hacer más que solidarizarme con articulistas del periódico que fueron objeto de presiones desde fuera del diario porque criticaban.
Con información de Polemon.