Un niño de siete años identificado como Antony Agustín López fue abandonado durante la madrugada del sábado en uno de los baños públicos del Puente Internacional Ignacio de Zaragoza- Los Tomates en Matamoros, Tamaulipas.
El menor fue encontrado por personal que labora en las instalaciones del puente fronterizo a las 14:45 horas del sábado, de acuerdo a información de medios locales.
Antony aseguró ser originario del municipio de Sultepec, Estado de México, y que vivía con una de sus abuelas llamada Leticia. También dijo que sus padres, Abel Agustín López y Dulce Citlaly López, cruzaron la frontera norte y actualmente viven en Estaos Unidos.
Ante el hallazgo del menor y el desconocimiento sobre el paradero de sus padres o tutores, las autoridades del punto fronterizo alertaron al Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Matamoros para que se hicieran cargo del menor.
Momentos posteriores, el personal de la Procuraría de la Defensa Familiar el Sistema DIF se encontraron con el menor y lo trasladaron a una Casa Hogar, donde se reporta con buenas condiciones físicas.
ABANDONO DE MENORES EN LAS FRONTERAS
Sus rostros lo dicen todo. Están asustados, desorientados y no entienden por qué han sido abandonados a su suerte a las puertas de Estados Unidos. Es la nueva migración emergente en las fronteras de EE. UU., la más vulnerable: los niños.
El pequeño Ángel* puso nombre a estos miles de menores abandonados a su suerte en busca de una supuesta mejor vida. Al parecer, sus padres habían pagado a un ‘coyote’ para que trajera al menor a EE. UU. y se los entregara en Nueva York, donde ellos viven. Pero la historia tuvo un desenlace muy distinto, y a Ángel, de tan solo tres años, lo encontraron llorando y abandonado en un campo de maíz en Texas con un teléfono y su nombre grabado en los zapatos. Ahora se encuentra junto a sus padres que ya han comenzado los trámites para conseguir que el pequeño pueda quedarse en el país.
La historia de Ángel es solo un ejemplo más de una realidad que sigue un patrón similar y ya conocido, dice a France 24 el abogado de inmigración José Javier Orochena. Los padres, o uno de ellos, huyen de la pobreza o violencia de sus lugares de origen y dejan a sus hijos atrás con otros familiares. "La mayoría de las veces uno de los padres está ya en Estados Unidos", cuenta el abogado Orochena, "entonces, más tarde, mandan a los niños que se encuentran en sus países de origen para que se reúnan aquí con ellos".
Unas veces a través de los llamados "coyotes", otras a través de algún familiar. El objetivo es garantizar que el pequeño tenga un lugar en EE. UU. cuando cruce la frontera. "En estos casos el niño aplica por abandono de menor y si pueden mostrar en la corte de familia que fue abandonado, calificaría para un programa que lo pone en camino para la ciudadanía", revela Orochena.
Desde Unicef señalan que hay una importante falta de información en los países de origen. Las familias, dicen, no son conscientes de los peligros a los que se enfrentan los pequeños. "Será el niño identificado? ¿Será encontrado antes de que necesite hidratación? ¿Será abusado por posibles traficantes?", se pregunta Verena Knaus, asesor de inmigración en Unicef. "O preguntas tan fundamentales como si volveré a ver a mi hijo otra vez", son solo algunas de las cuestiones que deberían plantearse los padres, añade Knaus.
Sin embargo, la desesperación es tal que estos peligros pasan a segundo plano. Los padres quieren alejar a sus hijos de los peligros que se viven en sus países de origen, donde según las estadísticas, la violencia está aumentando, sobre todo en países como Guatemala, El Salvador y Honduras.
"Un 61% de los niños que están siendo apresados vienen de comunidades indígenas en Guatemala", explica Verena Knaus. En otros casos la decisión viene tomada por la falta de comida en un plato, por la pobreza. "Se estima que en este momento hay 3,5% de niños en Centroamérica que no tienen acceso a comida", añade. "Otro motivo por el que vemos a más niños solos es porque hay familias que piensan que no hay opciones para ellos de venir juntos. Los mandan solos por las políticas de inmigración que hay en este país, porque creen que es la única manera de salvar la vida de sus hijos", detalla Knaus.
Desde la frontera, también han mostrado su preocupación ante la escalada de menores que tratan de entrar en el país solos. "Esto es algo muy peligroso para los niños. Estamos intentando detener el tráfico de menores educando al público en los países de donde proceden la mayoría de estos niños", dijo a France 24 Roger Maier, vocero del Departamento de Seguridad Nacional, "y lo hacemos trabajando con grupos que les informen de los riesgos que corren los menores".
Así funcionan las "falsas familias" y los "niños reciclados"
La Policía Fronteriza se enfrenta ahora a un nuevo problema que también va en aumento: el llamado "reciclaje de niños". Se trata de menores que ya han ingresado a Estados Unidos con una familia y, tras tocar territorio estadounidense, son devueltos clandestinamente a sus países de origen. Tras un breve periodo, estos niños son ‘emparejados’ nuevamente con otra familia que busca entrar a EE.UU. Los pequeños se han convertido así en una especie de boleto de entrada al territorio estadounidense que beneficia a cualquier inmigrante que busque pedir asilo.
El último caso, hace pocos días, fue cuando apresaron a una familia en la frontera de El Paso, Texas, cuyo menor había sido utilizado para tratar de entrar en EE. UU. en al menos dos ocasiones.
Con el fin de detener esta tendencia, la Administración de Donald Trump ya ha anunciado que a partir de ahora comenzará a recoger datos de las huellas dactilares de los menores, e incluso hay programas piloto para recolectar el ADN de estos pequeños migrantes.
El objetivo es evitar cifras como la del último año, cuando según la Patrulla Fronteriza se detuvo a más de 3.100 adultos con niños que se hicieron pasar por familias fraudulentas.
Con información de Debate.com