La crisis del coronavirus ha destapado en México la magnitud del daño y perjuicio de la corrupción en contra del pueblo mexicano, los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto se caracterizaron por la utilización del sector salud para desviar miles de millones de pesos que debieron traducirse en más y mejor infraestructura hospitalaria pero que se fueron por el hoyo negro de la corrupción y quedaron en manos de empresas fantasma, obras inconclusas o simplemente en suministros que nunca se entregaron, tales como respiradores automáticos, que tanta falta hoy nos hacen.
Un reportaje de El Universal sobre este tipo de acciones revela la magnitud del problema, revela cómo la corrupción nos ha orillado a estar en una situación vulnerable y lamentable en estos momentos ante el Covid-19.
El desfalco al IMSS en el sexenio anterior abarcó el desvío de recursos públicos a empresas fantasma que supuestamente vendieron ventiladores, uniformes y medicamentos, pero que el SAT ya determinó que sus operaciones fueron simuladas porque no contaban con empleados ni infraestructura para llevarlas a cabo.
Entre 2014 y 2018, el IMSS contrató a 133 empresas fantasma a las que les pagó 320.9 millones de pesos que debieron haberse usado para fortalecer su infraestructura hospitalaria, la cual ahora enfrenta uno de sus mayores retos ante el Covid-19.
La mayor parte de estos recursos se destinaron a la supuesta compra de al menos 15 ventiladores, 250 mil uniformes quirúrgicos, 80 mil 377 batas para aislamiento, 114 mil 746 colchas y sábanas para camas hospitalarias, así como cientos de equipos médicos, instrumental quirúrgico y miles de artículos como agujas, gasas y medicinas.