Por José Tomás Figueroa Padilla.
Con motivo del aislamiento social causado por la emergencia sanitaria por el COVID 19, surgieron una serie de externalidades que complican una situación que, de suyo, ya es bastante complicada. Aunado al peligro que implica la pandemia y los problemas que conlleva: económicos, sociales y emocionales hay que agregar uno que me parece peligrosamente delicado: las agresiones que ha sufrido el personal médico y de enfermería.
Agresiones verbales y físicas perpetradas por salvajes, por decir lo menos, no tienen la mínima razón de existir y sin embargo las estamos viendo de manera cada vez más recurrente. En un ejercicio de reflexión deberíamos ponernos a pensar: ¿Qué pasaría si doctores, doctoras, enfermeras, camilleros y todo el personal médico y sanitario que, literalmente, están ofreciendo sus vidas, decidieran confinarse también ellos? Nadie quiere estar expuesto a ningún tipo de agresión, mucho menos quienes están todos los días en el frente de batalla exponiéndose por cuidarnos y atendernos.
Además de estar expuestos ellos a contagios por estar en la primera línea de atención, corren el riesgo que contagiar a sus familias o someterse a verdaderos sacrificios como dormir en sus cocheras o no poder abrazar a sus hijos.
Como sociedad habla muy mal de nosotros que estas agresiones se estén suscitando. Nos falta empatía, solidaridad y humanidad para no darnos cuenta que el personal médico y de enfermería también tienen familia, pero sobre todo que están exponiendo sus propias vidas para salvar las de nosotros y aun así como sociedad los estamos agrediendo. Decía, y decía bien, el científico Albert Einstein que el mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad.
Por parte de los gobiernos, de todos los niveles, está bien que señalen esas agresiones y que adviertan que tomarán medidas para sancionarlas, como gobernantes esa es parte de la encomienda que tienen. Sin embargo, deben ir más lejos y tomar medidas que realmente tengan significado y generen mejores condiciones para el personal médico y de enfermería.
En tiempos en que las acciones interinstitucionales están encaminadas a enfrentar la pandemia sería bueno encontrar otras vías de coordinación y de colaboración en aras de mejorar las condiciones de salubridad y, al mismo tiempo, generar espacios para que el personal médico, sanitario y de enfermería estén también protegidos, sin riesgo de contagiar a sus familias y sin estar expuestos a las agresiones de personas incivilizadas.
Ahora que la Universidad de Guadalajara y el Gobierno del Estado de Jalisco colaboran de manera estrecha en las medidas para contener la pandemia, una buena acción adicional sería que buscaran espacios que sirvieran para el personal de la salud. Ya que se acondicionan espacios para atender personas contagiadas no debemos olvidar a quienes nos cuidan. Habilitar, por ejemplo, los hoteles que tiene la UdeG en el bosque de La Primavera y en Chapala, así como otros hoteles del sector privado (a través de la gestión de convenios y apoyos para empresarios hoteleros) para personal de la salud, con medidas de control y accesos vigilados con normas de sanidad además de brindarles la debida alimentación sería, insisto, una buena acción para garantizarle a todo ese personal condiciones mínimas de seguridad y certeza.
Aunado a lo anterior, se podrían establecer más líneas de transporte exclusivo para el personal mencionado con vehículos que el Gobierno del Estado adquirió para transporte escolar. Con esto quedarían cubiertos aspectos como los riesgos de que el personal de salud pudiera contagiar a sus familias y, al mismo tiempo, se evitarían más agresiones hacia ellos.
Más allá de oportunismos personalistas, de facciones y de partidos, garantizar al personal de salud transporte, alimentación y espacios dignos y seguros mientras dura la contingencia es un asunto de primera necesidad y como tal se debe resolver.
Como sociedad y como gobierno no sólo les debemos mucho a médicos, enfermeras y demás personal de salud, ahora les debemos todo. No los dejemos solos, ellos no nos han dejado.