"Jamás en la vida pensé que me iban discriminar por estudiar 8 años", dijo Yoselyn sumamente molesta, ya que el acoso de sus vecinos le ha quitado la tranquilidad que tenía en este departamento de la colonia Doctores, donde vive desde hace cuatro años.
"Yo me sentí el ser humano más abandonado del mundo, sola en mi departamento, sentada con mi hoja y llorando. O sea gracias por nada, por ayudarlos (a mis vecinos)", expresó con coraje y desilusión la doctora María Fernanda Yoselyn Arroyo Franzoni, a quien discriminaron en el edificio donde vive al pegarle en la puerta de su hogar un mensaje anónimo en el que le pedían que mejor se quedara en su coche o buscara algún albergue para que no contagiara a la gente que vive ahí, a pesar de que ella no atiende a personas con covid-19.
Esta joven doctora ni siquiera atiende a pacientes con covid-19, ella trabaja en un centro de infusión de medicamentos especializados y de quimioterapia, donde es coordinador médico de la sucursal de la Ciudad de México. Sin embargo, se enlistó en la Secretaría de la Defensa Nacional para apoyar en la emergencia sanitaria actual y está a la espera de que la llamen.
Eran las 11:30 de la noche, cuando llegó encontró bultos de yeso en su lugar de estacionamiento para que no se pudiera quedar, pero ella los movió para poder guardar su vehículo. Al subir a su departamento, vio una hoja colocada en su puerta, dirigida a la "doctora del departamento 211".
El mensaje que dejó alguno de sus vecinos era el siguiente: "Entendemos que sigue trabajando por lo que le pedimos evite egoísmos y ponga en práctica su vocación y se abstenga de acudir al edificio. En este condominio viven muchas personas de la tercera edad, enfermos y niños y usted representa un medio de contagio importante y peligro para todos.
Entendemos que existen albergues que los están admitiendo y conocemos casos de personal de salud que se queda en sus coches para evitar poner en riesgo a sus vecinos.
Agradecemos no verla hasta que todo esto termine (sic)".
Todo empezó desde cuatro días antes, cuando encontró el primer papel, escrito a mano, en el que se leía: "No nos pongas en riesgo, por favor busca a donde irte", pero en esa ocasión no lo tomó en cuenta, lo rompió y lo tiró a la basura. Tres días después dejaron otra hoja en su puerta con un mensaje similar, aunque no se podía leer bien.
La noche en la que encontró el último mensaje, Yoselyn sólo le contó a algunos de sus amigos ante el temor de que algo le sucediera, se encerró en su departamento, colocó una silla en la puerta para atrancarla y debido a la ansiedad que le dio no pudo dormir nada.
Relató que en diversas ocasiones ha ayudado a sus vecinos a inyectarlos, a revisar a algún bebé con temperatura o incluso a darles consulta, siempre sin cobrarles, por eso se desilusionó más al ver que ella los ha apoyado y le responden así.
Tras las acciones discriminatorias de las que fue víctima, habló con la administración del edificio y "ya se puso una denuncia, hay un organismo especial para poner denuncias de esto, justo por las enfermeras que les han echado cloro, las que han sacado del metro a golpes. Se interpuso la denuncia ahí, también en el MP, yo cometí el error de no tomar la foto del letrero pegado en la puerta, justo porque no soy aquí y me enojé".
Yoselyn expresó que con la denuncia se siente menos estresada, pero no completamente tranquila por el temor de que sus vecinos le hagan algo. Dijo que hubiera preferido que se lo dijeran de frente y no por mensajes anónimos, y que incluso habría estado dispuesta a irse porque comprende el temor de la gente, pero por la forma en que actuaron, no lo hará.
Cuestiona que a ella la vean como un riesgo por salir a hacer su trabajo y regresar a encerrarse a su casa, cuando en su edificio hay gente que hace fiestas, lo cual le parece ilógico en medio de la pandemia.
Cuando se le preguntó qué cree que piensan sus vecinos para actuar de esta manera, Yoselyn respondió que es ignorancia pura y que comprende el temor de la gente, pero eso no justifica que actúan de esa manera. "Lo que no se dan cuenta es que antes de ser médico soy persona, soy mujer, soy un individuo. Para empezar me molestó muchísimo que me pusieran doctora del departamento 211, tengo cuatro nombres, no uno, y tengo una identidad. No me define ser médico".
Por eso hizo un llamado a la población para poner fin a estas agresiones contra el personal de salud: "No sean inconscientes, sean más empáticos, todos somos personas, la gente se encierra en su casa, hace su vida, yo entiendo que estén desquiciados por el encierro en una ciudad como ésta, yo entiendo, de verdad, pero sean más empáticos".