Libro “Lozoya, el traidor”, describe el ejemplo de lo que fue el gobierno de EPN
Redacción
Fueron los denominados “Golden
boys” junto al lema de “el Nuevo PRI”; sin embargo, el caso de Emilio Lozoya, ex
director de Petróleos Mexicanos (Pemex), solo destapó los secretos del partido.
Emilio Lozoya Austin,
exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex) involucrado en distintos casos de
corrupción, entre ellos el de la constructora Odebrecht, formó parte y
contribuyó a la debacle del “nuevo PRI” que ideó y abanderó el expresidente
Enrique Peña Nieto, un grupo que a la postre ejemplificaría la podredumbre de
la política mexicana.
El caso de Lozoya, hijo de
Emilio Lozoya Thalmann, Secretario de Energía en el sexenio de Carlos Salinas
de Gortari, es particular, debido a que su propio estilo de administrar a la
petrolera del Estado —a la cual
prácticamente desfalcó— y de conducirse siempre en beneficio propio lo llevó de
lo más alto de la administración pública federal a salir por la puerta trasera,
alejado del Presidente y confrontado con Luis Videgaray, quien lo introdujo a
esta nueva etapa del tricolor.
Integrante de una nueva generación
de políticos mexiquenses, un nuevo grupo denominado “Los Golden Boys”, Lozoya
personifica la corrupción del Gobierno pasado. Ya sea con las concesiones con
las que favoreció a la empresa española OHL, por aceptar sobornos de la
constructora Odebrecht, durante su paso como coordinador de Asuntos
Internacionales de la campaña de Peña Nieto, o por emplear estos recursos para
sacar adelante las reformas estructurales prometidas en ese momento, la marca
del exdirector de Pemex llevó a la debacle a ese “nuevo PRI”, que ahora está en
prisión o tratando de sobrevivir lejos de los reflectores.
No obstante, las mismas
cualidades como negociador que lo llevaron a encumbrarse en el periodo peñista
son las que ahora lo mantienen como colaborador de la Fiscalía General de la
República (FGR) y lejos de la cárcel. ¿La moneda de cambio? Un listado de
nombres y momentos que han puesto al desnudo la manera en la cual operó el
Gobierno de Enrique Peña Nieto en presunta colusión con otros actores de la
oposición. Los entretelones de cómo se fraguó esta “traición” los devela el
periodista Mario Maldonado.
A continuación, el fragmento
del libro Lozoya, el traidor (Planeta), © 2021, de Mario Maldonado, por una
cortesía otorgada bajo el permiso de Grupo Planeta México.
UNA NUEVA GENERACIO?N DE
PRIISTAS
De raíces priistas, primero
por su abuelo Jesús Lozoya Solís, exgobernador de Chihuahua, y luego por su
padre, Emilio Lozoya Thalmann, quien fue secretario de Energía en el sexenio de
Carlos Salinas de Gortari, Emilio Lozoya Austin se inmiscuye en la política
justo unos meses antes del regreso del PRI, en 2012, a la presidencia de la República,
de la mano de uno de los herederos del Grupo Atlacomulco: Enrique Peña Nieto.
Su experiencia en el mundo de
los negocios, así? como sus relaciones con funcionarios y empresarios, no solo
de México, sino en el ámbito internacional, le abrieron las puertas para
ingresar al círculo más cercano del entonces gobernador Peña Nieto, cuya
escuela política provenía de exgobernadores y políticos del viejo priismo, como
Carlos Hank González, Alfredo del Mazo González y Arturo Montiel, entre otros
integrantes del llamado Grupo Atlacomulco, que se caracterizó? por ser una élite
que siempre vio por sus propios intereses e hizo de la política un negocio.
Dentro del priismo se reconoció?
siempre la fuerza y operación política de esa cofradía que fundo? el gobernador
Isidro Fabela en 1942, además de su innegable capacidad para enriquecerse con
el producto de sus cargos políticos. De ahí? que, ante la posibilidad de que Peña
Nieto se convirtiera en el segundo miembro del Grupo Atlacomulco en llegar a la
presidencia —después de Adolfo López Mateos—, el partido en pleno relevo generacional
cerrara filas en torno a su figura.
“Ante la derrota dolorosa que
el PRI sufrió? y que nos colocó? como la tercera fuerza electoral en 2006, el
Grupo Atlacomulco, teniendo como cabeza visible a Enrique Peña Nieto, trazo?
con antelación la ruta rumbo a la candidatura presidencial y la construyo? a través
del fortalecimiento del entonces gobernador mexiquense. También se valió? de
las concesiones que Felipe Calderón brindo? en aquella época a los gobernadores
priistas», cuenta un político del PRI con más de 40 años de militancia.
“Se invirtió? con suficiente
tiempo en posicionar la imagen de Peña a través de la televisión, lo cual se
cristalizo? en una candidatura ampliamente apoyada por todos los grupos
priistas y en contra de las aspiraciones de Manlio Fabio Beltrones, visto como
un personaje de esencia salinista, pero anacrónico ante las generaciones nuevas
que definirían con su voto el triunfo electoral en 2012. En ese momento, y con
el estereotipo que estableció? el mandatario mexiquense, se impusieron desde
ahi? a quienes representarían al partido en las correspondientes elecciones de
Veracruz (Javier Duarte), Quintana Roo (Roberto Borge), Chiapas (Manuel
Velasco), Nayarit (Roberto Sandoval) y Chihuahua (César Duarte)”.
Con información de Sin Embargo