Por Juan Luis H. González Silva:
De acuerdo con las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL),del 2008 al 2016 el número de personas en situación de pobreza aumentó en casi 4 millones, pasando de 49.5 a 53.4millones. De esos 53.4 millones de pobres, 9.4 sobrevivían y sobreviven, en pobreza extrema.
En esta misma medición, en el indicador “población no pobre y no vulnerable” se registraron 27.8 millones de mexicanos de una población total de 128 millones; es decir, 100 millones de personas en nuestro país son pobres y/o vulnerables.
La realidad salta ferozmente a la vista, 100 millones de seres humanos viviendo en estas condiciones es mucha gente, tanto como el equivalente a la población total de Venezuela (31.9 millones), Colombia (49.1 millones) y Chile (18.5millones).
Este es el tamaño real de la pobreza y la marginación en México.
En cuestión de seguridad, la cosa no ha ido mejor. Según los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de enero a noviembre del2018 se registraron un total 26,376 homicidios dolosos en México, lo que representó un nada presumible nuevo record de violencia en nuestro país; cada día murieron asesinadas 94 personas.
Hoy, a dos meses del inicio de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador y después de un proceso electoral que no dejó dudas sobre la voluntad del electorado, la polarización cubre todos los espacios de nuestra vida pública: en redes sociales, en la sobremesa familiar, en el transporte público, en los salones de clase, en los cafés, en la televisión, la radio, la prensa y las revistas especializadas.
Sin embargo, los estudios de opinión que se hicieron públicos durante la crisis del desabasto de combustible e incluso después de la tragedia de Tlahuelilpan, mostraban a un presidente fortalecido y con un gran respaldo popular. De acuerdo con la encuesta nacional que El Financiero presentó el 14 de enero pasado, el 89% de los consultados apoyaba las medidas del gobierno de López Obrador contra el robo de gasolina o huachicoleo; un número muy similar al que presentó Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) respecto a la opinión positiva del presidente: 88.7%.
Una interpretación de estos números debe pasar, forzosamente, por el cristal del hartazgo y la desesperanza de todos los mexicanos y quizá más específicamente, en la expectativa de esos 100 millones de personas que el CONEVAL retrata en estadísticas pero que existen en la vida real, en las colonias más pobres y violentas de las zonas urbanas; en los cientos de localidades olvidadas de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala y Veracruz; en los cinturones de miseria que observamos siempre que hacemos un viaje por carretera en, casi, cualquier punto del país.
Posiblemente, desde la perspectiva de este México, el país que muchos no quieren ver ni escuchar, nos hará mucho más sentido la popularidad y los altos niveles de respaldo de Andrés Manuel López Obrador; lo que no quiere decir que todos debamos estar de acuerdo con su desempeño como presidente.
No pocos analistas, periodistas, economistas, medios de comunicación, políticos y partidos, han hecho críticas muy puntuales y otras muy burdas, al proceder de López Obrador: Las consultas populares, la cancelación del aeropuerto, las acciones contra el huachicoleo, la guardia nacional, la amnistía a los corruptos y una larga lista de etcéteras.
Alrededor de esta “visión fallida” de país, se agrupa una parte importante de la clase media urbana de las principales capitales del interior de la república, algunos grupos empresariales, el PAN, el PRI y de forma muy incipiente el PRD y el MC.
Sin embargo, buena parte del trabajo de estos académicos yperiodistas, seguidos por militantes y ciudadanos, se sustenta, en el mejor de casos, en una interpretación racional de los sistemas, en sus mecanismos, engranes y resortes: la inédita composición del sistema de partidos que arrojó la elección de julio de 2018; el manejo discrecional del presupuesto; la inexistencia de frenos y contrapesos entre la presidencia y las cámaras; la reacción de las calificadorasfinancieras, el FMI y la bolsa de valores; el nuevo estilo de gobernar y comunicar, fuera de las “normas” y “dispositivos” a los que estábamos acostumbrados todos los mexicanos. Ellos ven y verán yerros, una pésima conducción política, un gobierno de arbitrariedad y ocurrencia, un líder peligroso para la democracia.
En contraparte, dicho por las encuestas y la propia elecciónpresidencial del 2018, el grueso de la población en México no ve riesgos cuando Andrés Manuel López Obrador tomadecisiones y enfrenta problemas concretos, sin más método que la voluntad política; no están enterados que el presidente ha desestimado a los organismos internacionales y a las calificadoras financieras; no les interesa la cancelación del aeropuerto; no se preocupan por la mayoría de MORENA en las dos cámaras; no les es determinante la posición de México en el affaire Maduro-Venezuela.
Así pues, millones de personas en este país, parecen tener su atención puesta en otro lugar, un sitio más trascendente, significativo y cercano a sus experiencias reales y legítimas de vida: el miedo y el hambre.
Frente a la narrativa de la racionalidad económica neoliberal“al estilo mexicano”, impulsada de forma decidida por el PRI y el PAN desde la llegada a la presidencia de Carlos Salinas de Gortari en 1988, donde los discursosperfectamente calibrados y sustentados en cifras y datos rigurosos sobre el presente y el futuro no trajeron ningún beneficio y sí al contrario más violencia, marginación, olvido y desesperación; un discurso y un liderazgo como el de Andrés Manuel López Obrador representa quizá, elcambio anhelado y definitivo para millones de mexicanos. Y no debemos cometer el error de desestimar este fenómeno, su sufragio cuenta lo mismo que el de Slim, el de Azcárraga o el de Héctor Aguilar Camín.
La democracia otorga un voto a cada ciudadano, es el mercado político por excelencia, ahí todos tenemos el mismovalor. Contrario al mercado económico, aquí la igualdad sí es sustantiva, en la práctica y en los hechos.
En este escenario, si los 100 millones de personas que viven en pobreza y vulnerabilidad en este país y algunos otros de los segmentos más privilegiados, perciben una mínima mejoría en su vida diaria durante los próximos meses, MORENA y Andrés Manuel López Obrador mantendrán una amplísima ventaja frente a la oposición; una oposición que parece sin pies ni cabeza, aún noqueados por la elección, sin saber como explicar el fracaso de sus respectivos gobiernosy el origen de los abrumadores y vergonzosos números que se han citado en este texto; una oposición que se empeña,todos los días, en destruirse a sí misma, siguiendo los juegos de poder marcados por el establishment y una burda estrategia de rédito y ganancia electoral.
Hoy Andrés Manuel tiene el blindaje de los números; de él, de su gabinete y de su partido depende que la elección intermedia del 2021 sea un referéndum favorable para su gobierno.