Por: Gabriela Tapia
Aunque en el discurso López Obrador no deja de recalcar su interés por luchar contra la corrupción, en la práctica, los hechos parecieran ir en sentido contrario. La transparencia y la rendición de cuentas así como la división de poderes son nodales en la lucha contra la corrupción. Cuando no hay transparencia hay opacidad y cuando no hay división de poderes la vigilancia y los contrapesos que en teoría requiere todo sistema democrático desaparecen y las decisiones se toman de manera unilateral y arbitraria en detrimento por supuesto del interés público.
Los organismos autónomos en México desde su creación cumplen distintas funciones y responden a diversos objetivos, pero todos comparten los propósitos de acotar las facultades del Poder Ejecutivo y de despolitizar o aislar de las presiones político-partidarias el funcionamiento de algunas áreas e instituciones de política pública que requieren profesionalismo, especialización eficacia operativa, imparcialidad e independencia (Casar 2018: 76). Qué sería de México sin el INE, sin el CONEVAL y sin el INEGI.
Sin embargo, López Obrador inició su sexenio con la propuesta de desaparecer el INEE, tachando de buenos para nada a los consejeros del INAI, disminuyendo el presupuesto al INE y al INEGI, nombrando un fiscal a modo en la FGR y proponiendo ternas poco profesionales para dirigir la CRE. Todo esto debilita no sólo a los órganos autónomos sino sobre todo al acotamiento que podrían representar para el ejecutivo. Resulta sumamente conveniente para un presidente tener órganos autónomos débiles que legitiman su mandato pero cuyo sistema de vigilancia y contrapesos desaparece.
La FGR por ejemplo, fue creada en 2014 como respuesta precisamente a la mala actuación de la PGR en el caso Ayotzinapa y a solicitud de los partidos de oposición. Este organismo es importante en materia de rendición de cuentas ya que es el órgano encargado de investigar y perseguir precisamente los delitos del orden federal. El INAI junto con las Leyes de Transparencia ha obligado a todas las instituciones que ejercen recursos públicos a abrir sus cajas negras a través de solicitudes de información que se responden en tiempos bastante razonables. El día que el presidente descalificó al INAI fue un reportero quien lo refutó y le dijo que el INAI ha sido de suma utilidad para la libertad de prensa. El INEGI anunció la semana pasada que este año no podrá llevar a cabo más de una decena de encuestas. La generación de datos es importantísima en materia de políticas públicas para la toma de decisiones fundamentadas y para la evaluación de un gobierno. Cómo pretenden resolver problemas sociales sin información, cómo pretenden que los evaluemos si no hay datos.
Por supuesto que esto no quiere decir que los órganos autónomos estén exentos de mejorar o que los sueldos de los consejeros no sean estratosféricos. Creo que en ese sentido podemos estar de acuerdo con el presidente y ser más austeros, sin embargo, nunca a costa de debilitar las instituciones que han permitido que México sea actualmente una democracia.