Por Gabriela Tapia.
Quien diría que desde el momento en que se aprueba el Presupuesto de Egresos de la Federación y la Ley de Ingresos se abren espacios que permiten a lo largo del siguiente año manipular recursos públicos con fines privados. El sexenio pasado, decenas de gobernadores fueron investigados por temas de corrupción. Entre ellos, imposible no tener presente a Javier Duarte, César Duarte, Roberto Borge, Guillermo Padrés, Rubén Moreira entre otros. Las investigaciones en su contra involucran desvío de recursos provenientes de partidas estatales y federales en algunos casos por miles de millones de pesos. La explicación detrás de acciones sistemáticas de corrupción sin embargo, no puede por supuesto residir solamente en el color del partido político al que pertenecen los gobiernadores, sino que necesariamente debe relacionarse también con algún componente institucional que lo permite o peor aún, lo fomenta.
En 2014, México Evalúa publicó “Descifrando la Caja Negra del Gasto”. En este brillante documento, que guarda total relevancia para un gobierno cuya bandera es el combate a la corrupción, es posible identificar algunos momentos cruciales que influyen en el entramado en México . Uno de ellos, es precisamente en el que nos encontramos en este momento: la aprobación de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019. La cantidad de dinero que el presupuesto considera “ingresará” a las arcas públicas (Ley de Ingresos) y la cantidad de dinero que se aprueba para “gastar” (Presupuesto de Egresos) es clave posteriormente en el entramado de corrupción con recursos federales, ya que sólo lo que se presupuesta se audita. Sin embargo, en México conveniente e ininterrumpidamente se elaboran presupuestos que subestiman tanto ingresos como egresos.
Esto nos lleva a un segundo problema, las adecuaciones presupuestales. En los ocho años que se tomaron en cuenta en la investigación de México Evalúa, el gasto ejercido en México superó al aprobado en 8.3% (262 mil millones de pesos) (México Evalúa 2014: 12). En promedio cada año en México el presupuesto sufre una modificación absoluta de 1.5 billones de pesos (México Evalúa 2014: 14). Las ampliaciones y reducciones son tan importantes que prácticamente podríamos hablar de un nuevo presupuesto.
Convenientemente para los gobernadores y todos los que se han enriquecido en los últimos años a través de esta vía, las ampliaciones presupuestales se destinan en gran medida a Ramos Generales, que en términos prácticos es lo mismo que si se destinaran a hoyos negros ya que en los Ramos Generales no hay normas para el manejo de los recursos porque no están incluidos en la Ley de Coordinación Fiscal y el Decreto de Presupuesto.
El gobierno y la nueva mayoría legislativa tienen por lo menos en discurso la encomienda de luchar a capa y espada contra la corrupción. No podemos permitirnos que casos como el de Javier Duarte, Roberto Borge, César Duarte o Guillermo Padrés vuelvan a ocurrir. Está en manos de quien hoy tiene mayoría en el Congreso para proponer un Lay de Ingresos y un Presupuesto de Egresos responsables, que eviten abrir ventanas para la discrecionalidad y la corrupción.
No cabe duda que realizaremos una prueba a su voluntad analizando, en cuanto estén disponibles, los documentos presupuestales 2019. Una muestra tangible de ésta será un presupuesto más realista, construido con base en ingresos y egresos reales percibidos en los últimos años y no convenientemente en Leyes de Ingresos y Presupuestos de Egresos.