Xóchitl no sabe quién es Xóchitl

OPINIÓN

Xóchitl no sabe quién es Xóchitl

Xóchitl no sabe quién es XóchitlZMG /Miércoles, 31 de enero del 2024





Mtro. Juan Luis H. González S. 


Nada nuevo bajo el sol. Concluyeron las precampañas y el primer mes de este 2024 sin sorpresas. La exjefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, sigue en caballo de hacienda rumbo a la elección del 2 de junio con una cómoda ventaja sobre su rival más cercana, la panista Xóchitl Gálvez. La tragedia para Gálvez es que el tiempo se agota y su desventaja se mantiene o, incluso, se amplía. 


De acuerdo con la más reciente encuesta de Enkoll-El País la abanderada de Morena está arriba por 33 puntos porcentuales, considerando las preferencias efectivas. Concentra el 65% de las menciones frente al 32% de la candidata del frente opositor y 3% de Jorge Álvarez Máynez de Movimiento Ciudadano.  


Dos razones parecen determinar estas tendencias. En primer lugar, el valor simbólico que está detrás de cada una de las candidatas y, en segundo término, el catastrófico proceso de designación del abanderado de Movimiento Ciudadano, incluido el fallido intento de alcanzar la candidatura del gobernador de Nuevo León, Samuel García.


Respecto de la primera causa, es más que evidente que las y los ciudadanos que sostienen a Claudia Sheinbaum en primer lugar en las encuestas tienen referencias claras de lo que significa como candidata y como posible presidenta de la república. Xóchitl en cambio —más allá del discurso de contraste que ha arrastrado desde que fue designada como abanderada— sigue siendo una incógnita, incluso para sus más fervientes seguidores. 


Más allá de la discusión sobre la eficacia de sus programas y políticas, AMLO y con él la 4T y Morena representan ciertos valores frente a las y los electores del país que difícilmente van a cambiar sus percepciones de aquí a la elección, y en ese terreno la exjefa de gobierno está plenamente identificada. 


Sheinbaum no es una contradicción de la 4T y del actual régimen: es una parte sustancial de ambos, como exgobernante y como figura política. Es decir, la gente puede anticipar lo que será su gobierno.  


Xóchitl Gálvez, por el contrario, ha batallado para definirse a sí misma, sobre todo frente a los propios partidos y liderazgos que la postulan. Enfrentando a López Obrador tuvo algunos destellos que la pusieron bajo los reflectores en algún momento, pero a la hora de explicar las razones de su alianza con el PRI de “Alito”, el PAN de Marko y el PRD de Zambrano siempre se ha extraviado. 


Y no es para menos. Debe ser muy complicado hacerle entender al grueso de las y los electores de México que el fin justifica los medios, que lo urgente es sacar —a como dé el lugar— a Morena de Palacio Nacional y que las causas ciudadanas que impulsa están dignamente representadas en candidaturas como las de Margarita Zavala, Anaya, Marko, “Alito” y Zambrano. Cómo explicarle a los electores que el PRI, uno de los aparatos partidistas que la postulan, respaldará la iniciativa del presidente en materia de pensiones. 


Del otro lado está MC. Un partido secuestrado por su cacique, Dante Delgado, quien ha trazado una ruta casi indescifrable para enfrentar la elección federal.  Primero, aventó al ruedo a Samuel García, el histriónico gobernador de Nuevo León que, ante la amenaza de ser sustituido, tuvo que regresar por la puerta de atrás a su puesto.


Después eligió al más anticlimático de sus posibles candidatos, Jorge Álvarez Máynez, un político zacatecano, expriista con muy pocos talentos que ha causado más malestar que euforia entre los propios emecistas. Las encuestas no mienten: lo poco que creció Samuel no lo retuvo Álvarez Máynez y se fue en partes muy similares con Sheinbaum y Xóchitl. 


Ante este escenario de dos, es muy probable que las tendencias no se modifiquen sustancialmente de aquí a junio, más allá del espectáculo de las campañas y los debates que se avecinan. Sheinbaum sabe cual es su papel en el escenario y lo ha desplegado bien; Xóchitl sigue en la esquizofrenia de no saber quién es y a qué está jugando.