Él es Jorge, hace más de una semana llegó a esta carnicería y con mínimas esperanzas me preguntó “¿Aquí no tienes trabajo para mi verdad?” A lo que le conteste, “¿en serio quieres trabajar? Si quieres aprender a trabajar, quédate aquí ahorita”, con una alegría inexplicable me dijo que si, que volvería en 5 minutos que solo le iría a avisar a su abuelita.
A como dijo, en 5 minutos regreso, y con todas las ganas del mundo agarro un cuchillo y se dispuso a aprender.
Jorge, es un niño que ha sufrido mucho, perdió a su mamá y su papá lo abandonó, su Abue lo cuida a él y a sus dos hermanos, ella es una persona de muy escasos recursos.
El día que llego a la carnicería le di comida y comió muy rápido, le pregunté que si había comido algo, a lo que me contestó “si ayer, unas tortillas”. Créanme, me sentí muy mal y decidí que iba a apoyarlo y tratar de enseñarle este humilde oficio, porque se que primero Dios le servirá.
Quiero resumir esto en qué, allá afuera hay muchas personas sufriendo, muchos niños y niñas sin comida o ropa para vestir. En qué no todos tenemos las mismas opciones, en qué a esos niños que andan pidiendo un peso, les demos un taco, ropa, juguetes y si podemos les demos trabajo
Mi padre dice que al campesino no hay que darle el pescado, hay que enseñarlo a pescar.
Ayer Jorge recibió su primer pago de la semana, no podría expresar su cara de felicidad, decía que nunca había tenido ese dinero.
¡¡¡Dios les bendiga!!!!