Fue el entusiasmo de millones de partidarios de Andrés Manuel el que logró llevar a Morena a convertirse en lo que ahora es, un gran partido político nacional con posibilidades de ganar en cualquier parte, con o sin fraude, lo quiera o no el gobierno.
Pero el entusiasmo en un ejército se nutre no solo de mensajes positivos del líder: requiere además de victorias en el campo de batalla.
El año pasado, en Veracruz, Morena estuvo cerca de lograr el triunfo. Cerca, sin duda, pero no lo consiguió.
A nadie desanimó esa derrota porque Morena era un recién nacido… Además, se pensó que en el Estado de México las cosas iban a ser distintas.
Andrés Manuel convenció a todos de que su candidata, Delfina Gómez, iba a derrotar al priista Alfredo del Mazo.
Prometió AMLO la victoria y fue contundente: el triunfo iba a ser para Morena hiciera o no trampas el PRI.
Hoy sabemos que Morena no ganó en el Edomex. No se pudo. La decepción entre los seguidores de AMLO ha aparecido.
AMLO ya no es el líder absoluto. Lo ha empatado el panista Rafael Moreno Valle y se le acercan el priista José Narro y los otros presidenciables del PRI, que todos han crecido, a saber: Miguel Ángel Osorio Chong, José Antonio Meade, Aurelio Nuño, Eruviel Ávila…
Hoy, de nuevo, Andrés Manuel necesita una estrategia para que Morena no le diga adiós a la esperanza.
Fuente: SDPNoticias