Editorial.
En los últimos días un debate intenso se ha dado redes sociales y medios de comunicación, los protagonistas son, por un lado, el diario Reforma, a partir de una nota sobre la declaración patrimonial y una propiedad de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; y, por otra, el gobierno de AMLO, activistas e influencers en redes sociales.
Mucho se ha dicho sobre el trabajo periodístico que el diario Reforma realizó sobre el tema. Que sí debió haber consultado directamente a Sánchez Cordero, que si “cabeceó” mal la nota, que ya trae consigna contra AMLO, etc.
Más allá de todo lo anterior, hay un tema que como sociedad y como comunidad digital debemos cuestionarnos: ¿no creeen que es desmedida la reacción que hubo en redes con el HT #ReformaTodoLoDeforma? ¿No creen que estamos cayendo de alguna manera en algo de lo mucho que criticamos con el régimen prianista?
Periodismo objetivo nunca va haber, el periodismo, como toda actividad humana, tiene su carga subjetiva. Ilusos los que creen que el periodismo no tienen intereses económicos y posturas políticas. Sí, el compromiso es con la verdad, pero de qué hay intereses, ¡claro que los hay!
Este es un llamado a no aventarnos en el abismo de la irracionalidad colectiva, levantemos la cara y veamos hacia el horizonte. A todos nos conviene que no existan linchamientos públicos contra los medios, sea el que sea. A nuestra democracia le conviene que el periodismo sea independiente y contrapeso del poder político. Evidentemente a algunos no nos gustará lo que se diga, incluso hasta lo que se diga con medias verdades, pero nada está escrito en política, no sabemos quién ostente el poder mañana, por eso a todos nos conviene que no se coaccione al periodismo, que no se le intimide.
Todos podemos poner nuestro granito de arena, desde el presidente, hasta cada uno de nosotros como activistas en redes sociales. Bienvenido el debate, la discusión, la contrasta uno de ideas,; lo que no podemos darnos el lujo de permitirnos es el odio, la polarización y , sobre todo, la coaccion a nuestra tan importante libertad de expresión.